Un año tiene 8,760 horas. En el 2016, se sometieron 9,197 querellas de violencia doméstica, según estadísticas de la Policía de Puerto Rico. Es decir, más de una por hora. Se estima que debido a la catástrofe que dejó el paso del huracán María, números como estos aumenten.

Aunque en las primeras tres semanas de octubre se han atendido 442 peticiones de órdenes de protección por violencia doméstica, la directora de Enfermería del Hospital Panamericano, Jennifer Torres, aseguró que todavía los puertorriqueños no han chocado con la realidad.

“La gente está tratando de conseguir las provisiones y buscando cómo reparar sus hogares. No hemos entrado en el efecto real posterior a María. Prontamente vamos a ver la intolerancia y las agresiones. Esto podría ser dentro del próximo mes. Una vez veamos que no se ven unos resultados inmediatos, ahí todo va a cambiar”, explicó Torres.

Este aumento en la violencia no es algo nuevo. El estudio Violencia sexual durante desastres naturales evidencia que luego del huracán Katrina el tribunal de Nueva Orleáns atendió más de 300 casos de violencia doméstica.

Por esta experiencia, el psiquiatra William Almodóvar, director médico de la institución de salud mental, además de prever el incremento en la incidencia de violencia doméstica, añadió un alza en el abuso de sustancias controladas y en los casos de suicidio.

De acuerdo con el doctor Almodóvar, las personas utilizan las drogas como un mecanismo para salir de la realidad. “Te hacen sentir mejor mientras estás bajo su efecto. Es una forma de medicarse. El que ya las usaba recurre a esta alternativa y el que no las usaba también”, señaló.

En el caso de la violencia doméstica, explicó el médico, los agresores usualmente descargan su furia con la pareja a modo de desplazar el coraje y la frustración de pasar por necesidades básicas como falta de electricidad, agua, o haber perdido el empleo, entre otros.

Ante este panorama, el doctor Almodóvar planteó que todos los esfuerzos deben ir dirigidos a prevenir este tipo de situaciones. Para ello, debemos estar alerta a los cambios en el patrón de vida de una persona: poca tolerancia, irritabilidad, aislamiento, disfuncionalidad, perdida de sueño o ideas suicidas.

A cultivar la resiliencia para evitar la agresión

Una vez se identifican esas características, el doctor Almodóvar sostuvo que fortalecer la habilidad para manejar situaciones tensas podría evitar que se llegue a la agresión o al uso de drogas. Hacer ejercicio, caminar o correr de 10 a 20 minutos, hablar con otras personas y evitar situaciones que crean estrés —como salir de una fila varios minutos— pueden ser alternativas saludables. Dormir y alimentarse bien, tener mascotas y ejercicios de respiración profunda completan la lista de recomendaciones.

Si el patrón de vida continúa alterado, ambos directores exhortaron a visitar un centro especialista en salud mental.

“Nuestro personal está visitando todos los hospitales del país con la intención de que sepan que estamos aquí para ayudarlos, porque usualmente los pacientes visitan las salas de emergencia”, informó Torres.

Las tres unidades del Hospital Panamericano —en San Juan, Ponce y Cidra— trabajan las 24 horas, los siete días de la semana, con personal de Enfermería y trabajadores sociales que realizan evaluaciones gratuitas.

Cómo buscar la ayuda profesional que necesitas

Hay varias formas para que una persona sea evaluada por estos profesionales de salud mental. La primera de ellas es cuando el paciente reconoce que tiene un problema —ya sea de insomnio, irritabilidad, aislamiento o agresividad— y se presenta voluntariamente en el hospital para recibir la ayuda necesaria.

La segunda alternativa es que algún familiar o allegado observe que la persona tiene un comportamiento inusual. Este familiar puede decirle a la persona que necesita ayuda y la persona la puede aceptar. De no ser así, ese familiar puede ir a un tribunal y, al amparo de la Ley de Salud Mental (Ley 408), solicitar que se realice una admisión involuntaria. Se llena un documento en el que se explica lo que está ocurriendo con la persona y un juez emite una orden para que haya una evaluación dentro de 23 horas. Luego de ser evaluado, se determina si será hospitalizado.

La directora de Enfermería destacó que tras una catástrofe —como la dejada por el huracán María en la isla— no se pueden olvidar a los adolescentes. En ocasiones, los padres piensan que lo que sucedió no les inquieta. Empero, esta población —que quizá no tenga situaciones como mantener un hogar— tiene sus propias preocupaciones.

“Si estos adolescentes ven que sus figuras más importantes, los padres, están pasando por un proceso que les afecta, eso les perjudica a ellos también”, puntualizó Torres.

Para estos jóvenes, el Hospital Panamericano tiene un Programa Residencial en el que, además de las terapias, ofrece cursos educativos certificados por el Departamento de Educación.

Torres afirmó que después del huracán María han recibido varios pacientes que, luego de recibir el tratamiento, han tenido una notable mejoría en sus síntomas y calidad de vida.