Esto es bonito. Y sobre todo, es real. Suena extraño, quizás hasta a cliché, pero en raras ocasiones Beverly Ramos ha dicho algo tan serio en una entrevista como lo que nos dijo aquella risueña mañana de junio.

“Cuando empecé a correr nunca pensé que llegaría a unas Olimpiadas, a unos Juegos Panamericanos. ¡Es que desde pequeña siempre me he disfrutado mucho esto!”, nos dijo la primera atleta oficial de Subway en Puerto Rico.

“Se convirtió en un trabajo, pero es algo que amo. Es algo que me salió natural. Algunos niños prefieren estar jugando videojuegos en la casa, pero yo siempre, desde pequeñita, he estado corriendo por todos lados. ¡Y ahora este es mi trabajo! Estoy tan agradecida de la vida, tan agradecida de Puerto Rico”, agregó jubilosa, tras dos horas de entrenamiento en la pista de la IUPI.

Ramos recordó cómo de pequeña iba detrás de los joggers. Era la mini correcaminos del sector Rincón Español, en Trujillo Alto. Su talento, tenacidad y destrezas, —“que mano, para mí ha sido como un juego”—, lograron que los ojos de los principales escuchas de atletismo se posaran en ella. Pasó a formar parte del equipo juvenil de Cupey Tracks y además militó en las filas atléticas de Nuestra Señora de Belén. Desbarató cuanto evento corrió durante su crecimiento en las distintas etapas de la Federación de Atletismo de Puerto Rico. Y entonces llegó a Kansas State, donde, bajo la tutela del veteranísimo entrenador Michael Smith, su carrera subió a otro nivel en ruta al profesionalismo que ahora disfruta.

“Imagínate, de ser una nena corriendo descalza allí en Rincón Español, a ganar cinco veces el World's Best 10K del Puente Teodoro Moscoso [en la categoría femenina local], o a estar entre las mejores 35 del mundo en las Olimpiadas de Londres, o a simplemente a estar por ahí en las pistas de Puerto Rico, compartiendo con los niños y niñas...¿tú te crees que esperaba esto?”.

En julio le toca correr en los Juegos Panamericanos en Toronto, Canadá, en los 3,000 metros con obstáculos. “Voy con mucho orgullo por mi país, y con todo lo que siento desde niña. Por eso, a los niños y niñas yo solo le tengo que decir que no se ajoren. El deporte se puede volver algo serio cuando uno es bueno, pero hay que ir por etapas, gozándoselo todo. Yo me gozo mi trabajo”, sonrió Beverly, un rayito de sol encima de ella, como acentuando que todo esto es bueno, es real y es bonito.