“Hay que luchar aunque estemos solos, aunque no tengamos a nadie”.

Ese fue el llamado del baloncelista Antonio “Puruco” Látimer a unos 100 jóvenes del Servicio de Vida Independiente (SVI) del Departamento de la Familia (DF) reunidos hoy, sábado, en la sede de esa agencia.

Y Látimer, quien creció con padres ausentes en el residencial Luis Lloréns Torres, sabe bien lo que reclamó a estos jóvenes de 14 y 21 años, quienes se preparan para encarar los retos de la vida adulta sin la guía de sus familias biológicas. 

“Había tantas cosas negativas a mi alrededor y me dije, ‘me voy a agarrar de esto, del baloncesto. Voy a ser parte de ese equipo nacional”, recordó el atleta, quien en los ocho años que estuvo en la selección viajó a países distantes que “nunca soñé conocer”. 

“No hay barreras, busca lo que más te guste y llévalo al máximo”, les aconsejó el deportista. 

Puruco y su compañero de los Cangrejeros de Santurce, Ángel Ayala, fueron la sorpresa que cerró todo un día de talleres y adiestramientos sobre liderato y destrezas de vida para participantes del SVI. 

“Sé que es difícil estar sin los padres. Yo todo lo que he hecho ha sido solo. No tengo tanta familia, pero estoy haciendo lo mejor que puedo con los talentos que me dio Dios”, compartió, por su parte, Ayala, quien fue premiado con un sonoro aplauso de los presentes. 

Como parte de la jornada de adiestramiento, algunos participantes y egresados del SVI presentaron sus testimonios de vida y de lucha.

Una de esas personas fue la mentora Theresa Castejón, de 22 años, estudiante de enfermería. A pesar de ya estar fuera de la custodia del DF, la joven se mantiene compartiendo sus vivencias en talleres de motivación y orientación. 

¿Por qué lo hace? “Uno tiene que tener presente de donde salió y agradecer. Quiero demostrarles lo agradecida que estoy y cómo el SVI para mí fue provechoso”, compartió a este medio.

Sin embargo, Castejón puntualizó que evita que los participantes revivan sus pasados, porque su objetivo es que sientan y vean que, sin importar lo que les haya sucedido, la reconstrucción es posible. 

“El pasado en el pasado está. Aprendí, pero mejor hablo lo que quiero para mi futuro y que ellos también pueden hacer lo que quieran en el suyo”, expresó sonriente. 

En su intervención aludió a citas de famosos para ilustrar un mensaje de perseverancia y resiliencia. Su favorita es una expresión de René Pérez, vocalista principal de Calle 13: “Conformarse y dejar de insistir es como ver a alguien ahogándose y dejarlo morir”. 

Otro ejemplo viviente de esa capacidad de adaptación es Samara Colón, de 20 años, una de las participantes que disfrutó los talleres sabatinos, quien es otra veterana sobreviviente del sistema, porque desde los dos años estuvo bajo la custodia del DF.

“Hasta los 16 años corrí 42 hogares”, reveló.

Sin embargo, la ausencia de sus padres biológicos y las múltiples movidas de hogar en hogar no han impedido que sus cinco hermanos bajo custodia del DF o ya independientes se procuren y apoyen como la familia que son. 

“Nos vemos, nos llamamos, y ahora más que todos tenemos carro”, comentó. 

A su corta edad, Samara es enfermera licenciada y colegiada, con especialización en pediatría y neonatal.

“Aunque tuve muchos problemas y dificultades en esos hogares, siempre que veía a alguien triste, buscaba ayudar”, destacó la joven. Así, confirmó que ese sueño “desde chiquita” de ser enfermera era su vocación. 

Esa formación de adultos luchadores, educados y solidarios es el objetivo último del SVI, explicó Pedro Cartagena, director del programa que atiende a cerca de 730 jóvenes en todo Puerto Rico. 

Además de proveerles asistencia financiera para todas sus necesidades de albergue, alimentación y estudios, se les brindan talleres que cubren siete áreas de crecimiento integral, desde la educación y la formación cultural, hasta aspectos legales y económicos. 

Los jóvenes participantes también tienen que cumplir con trabajo voluntario y asistir a las actividades que programa el SVI. 

Actualmente las charlas se concentran en destrezas de liderazgo y en fomentar “el respeto y la tolerancia a la diversidad de personas y opiniones”, precisó Cartagena.

“Este taller es un refuerzo positivo para que nuestros jóvenes, custodia del Estado, se alejen de la violencia y que puedan contribuir a erradicarla en las comunidades donde residen”, indicó, por su parte, Vanessa Pintado, jefa de la Administración de Familias y Niños (Adfan) y quien compartió con los asistentes en la sesión matutina.