Tan reciente como en el 2013, el electrizante armador Aquille Carr estaba al tope del mundo.

Su manejo de balón espectacular, sus pases fantasiosos, su deslumbrante salto de 48 pulgadas a pesar de sus 5’6’de estatura y su creatividad singular lo habían hecho una sensación viral en redes sociales y a través de YouTube mientras militaba con Patterson High en Baltimore.

Las comparaciones a Allen Iverson no se hacían esperar y hasta el periódico Baltimore Sun lo declaró “un fenómeno que tiene que ser visto”. De hecho, su escuela superior tuvo que mudarse a jugar varios partidos a la cancha de la Universidad de Morgan State porque la gente no cabía y lo apodaron “Crime Stopper” porque cuando jugaba los que hacían fechorías solían irlo a ver jugar y es noche no había crímenes violentos en Baltimore.

Esto sin mencionar que las universidades se babeaban por reclutarlo, logrando Seton Hall ser la escogida.

Aquille Carr Mixtape

Sin embargo, como a veces sucede con jugadores de su talento que vienen de extrema pobreza y que no necesariamente se rodean de las mejores influencias, sus decisiones terminaron pasándole factura.

La principal de ellas fue su decisión de no asistir a Seton Hall y declararse profesional mientras muchos le susurraban a sus oídos cantos de sirenas que luego se hicieron sal y agua.

“Le dijeron que iría a la NBA o que, en el peor de los casos, haría millones jugando en China y que le conseguirían grandes sumas de dinero con auspiciadores como Under Armour. Pero era solo un adolescente rodeado de personas que no necesariamente tenían las mejores intenciones”, confesó Todd Washington, que sirve de asesor del canastero y que está tratando de conseguirle audición con los equipos del BSN.

A estas falsas promesas también se le sumó el hecho de que Carr se convirtió en padre durante su estancia en escuela superior y su necesidad de producir para mantener a su compañera y a su hijo pesaron más que continuar sus estudios.

“Tenía una boca que alimentar y eso pesó mucho en mi decisión. Hubiese querido ir a Seton Hall y eran mis planes, pero también tenía que producir dinero”, dijo Carr a Primera Hora.

Carr eventualmente fue escogido en el sorteo del D-League del 2013 por los 87ers de Delaware, con quienes promedió 10.7 puntos y 1.9 asistencias en solo 13.5 minutos por juego. Para 2014 no fue escogido en el sorteo de la NBA  y terminó jugando 10 partidos en la liga de Canadá con los St. John’s Mill Rats, con quienes promedió 12.9 puntos, 3.4 asistencias y 1.7 cortes de balón en 23 minutos.

No son malos números, pero palidecen en comparación con sus estadísticas de 31.3 puntos, 5.6 asistencias y 4.5 cortes de balón que tuvo en su tercer año de escuela superior, donde tenía amplias libertades para jugar su juego.

“La diferencia es que, por ejemplo, en Canadá me exigían un rol y unas cosas en particular. Eran bien estructurados y no tenía mano libre para hacer mucho. Tenía que jugar dentro de la estructura casi de forma exclusiva. Quizás con un poco de libertad podría haber hecho más cosas”, indicó Carr.

“Eso no quiere decir que no esté preparado para seguir instrucciones del dirigente o jugar dentro de un sistema. Pero si tengo un poco de mano libre puede ser un jugador más efectivo”.

Otro aspecto que ha afectado a Carr ha sido su juventud, pues el canastero de 21 años de edad tuvo que atravesar por todos estos procesos sin consejería apropiada y sin buenas influencias a su alrededor, lo que en cierta manera también le creó un poco de mala fama. No obstante, Carr sabe que para él es ahora o nunca y está dispuesto a enmendar cualquier tipo de error de juicio que haya cometido en su joven carrera.

“Atrás quedaron las malas influencias. Tengo que echar hacia adelante por mi familia y estoy comprometido a demostrar que soy un profesional y que ya soy un hombre. Pero, sobre todo, que tengo el talento para jugar al máximo nivel y ayudar a equipos a ganar”.

Como parte de su cruzada de reivindicación, Carr aspira a dar su primer paso en Puerto Rico en el Baloncesto Superior Nacional, liga que podría establecerlo como un buen refuerzo y quizás catapultarlo a otros lares para así poder extender su carrera y cumplir con su enorme potencial.

“Esta es una liga de ‘gares’ donde tipos con el talento que tiene Carr pueden sobresalir. Es un jugador espectacular que no solo puede ayudar a un equipo a ganar, sino hacerlo con estilo y poner fanáticos en las butacas. Este es un tipo de jugador que los jóvenes no se cansan de mirarlo en YouTube”, dijo Washington.

Carr tendrá la oportunidad de demostrar sus quilates este viernes en San Germán cuando juegue allí un partido de exhibición con un equipo de Nueva Jersey contra los Atléticos.

De hecho, los propios Atléticos podrían ser sus próximos patronos pues carecen de un armador importado elite tras la salida de Jahii Carson, quien decidió firmar en Europa y declinó jugar con San Germán a última hora.

“En video se ve bien. Vamos a tirarle a (Samuel) “Bimbi” Rosas y a Kenneth Ortiz, que son unas pirañas, a ver qué puede hacer”, dijo el dirigente de los Atléticos, Bobby Porrata Doria.

Y Carr dijo estar más que listo para el reto.

“Estoy hambriento de ganarme un puesto en la liga de Puerto Rico y si demostrar en ese juego es lo que se necesita, voy a ir listo para ello. Voy a salir a jugar como sé hacerlo, disfrutar un rato y enseñar que merezco estar en esta liga”, dijo Carr.

Washington, a su vez, agregó que Carr estaba dispuesto a jugar de gratis por una semana con el equipo que lo firmara con tal de tener una oportunidad para jugar en el BSN.

“Así de ansioso está por demostrar que puede jugar aquí. Además, me tendrá a mí y a Butch Lee como fuente de apoyo mientras esté en Puerto Rico. Queremos ayudarlo. Solo necesita una oportunidad”, agregó Washington.