No hay duda de que cuando se habla de contendores al campeonato del Baloncesto Superior Nacional, la franquicia de los Capitanes de Arecibo siempre resalta entre las favoritas año tras año.

Con cuatro anillos de campeonato y ocho series finales desde el 2005, incluyendo la actual ante los Leones de Ponce, Arecibo ha sido el equipo más dominante de la liga y el ejemplo a emular del resto de las franquicias en lo que refiere a organización y a calidad de espectáculo en la cancha.

Sin embargo, las cosas no siempre fueron así para el equipo que fue fundado en el 1946 y ha jugado en todas las temporadas en el BSN desde entonces.

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Antes del campeonato del 2005 –del cual se cumplen 10 años en este mes–  Arecibo estaba en sequía de títulos desde el 1959 y solo en el 1992 había amenazado tras llegar a una serie final ese año. 

“Básicamente éramos un equipo que solo participaba”, recordó el veterano alero David Cortés, que ha sido uno de los baluartes de los Capitanes desde inicios del siglo 21 y orgullo del pueblo arecibeño.

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Según su colega Rafael “Pachy” Cruz, que junto a él fue parte de las ediciones campeonas del 2005, 2008, 2010 y 2011, el fenómeno actual de los Capitanes tuvo su semilla con el núcleo joven nativo que se formó a partir del 2002.

“Entiendo que todo comenzó en el 2002 con el equipo que le decían ‘los nenes’, donde estaba David Cortés, (Ángel)  ‘Búster’ Figueroa, Giovanni Jiménez y este servidor. Ahí fue que empezamos a trabajar y era un grupo especial. Luego integramos a Rick Apodaca en cambio por Jorge Rivera, firmamos a Larry Ayuso, llegó Edgar Padilla. Y entonces en el 2005 tuvimos la dicha de ganar un campeonato y desde ahí empezamos a tener un poco de madurez para seguir ganando campeonatos y ser contendores”, dijo Cruz, quien se retiró en el 2014 y  figura ahora como asistente del dirigente Omar González en el staff técnico de los Capitanes.

Para ese primer campeonato del 2005 el gestor  había sido el entonces apoderado Regino Babilonia, ayudado por el respaldo financiero del fenecido ex promotor de boxeo, el cubano Yamil Chade. Además, fue muy importante la apertura del coliseo Manuel “Petaca” Iguina, con capacidad para cerca de 12,000 personas. Esto ayudó a incrementar el apoyo del fanático en la taquilla y, por consecuencia, de auspiciadores para  poder agregar piezas que hacían falta como Ayuso y Padilla, entre otras. 

“Creo que algo que fue bien importante fue tener una estructura tan grande como (el coliseo Manuel) ‘Petaca’ Iguina. Eso no ayudó con los auspiciadores.   De esa manera se pudo confeccionar un trabuco. Y  esa final la pudimos dominar 4-0 ante Bayamón. Babilonia en ese 2005 hizo una excelente labor en la confección del equipo”, relató Cortés, cuyos Capitanes regresarían a la final en el 2007, pero con el nuevo apoderado William Vázquez al mando y terminaron perdiendo una espectacular serie final ante los Cangrejeros de Santurce en el coliseo José Miguel Agrelot en un séptimo partido ante más de 19,000 almas. 

“Pasamos un momento bien difícil en el 2007. Llegamos subcampeones y perdimos un juego siete contra Santurce en un ‘Choliseo’ con 19,000 personas, que fue una experiencia tremenda. Pero con ese apoderado (William Vázquez) no nos fue bien. Les debía dinero a todos los jugadores y muchos teníamos que escoger qué deuda pagar cada mes porque no nos daba el dinero. Jugamos muchos meses sin cobrar y aun así llegamos a la final”.

Otra  historia con Monrouzeau

No obstante, dicen que luego de la tempestad viene el arcoíris y con eso comparan los jugadores de Arecibo la llegada del apoderado Luis Monrouzeau, quien se hizo cargo de las riendas del equipo a partir del otoño de 2007.

“El éxito de Arecibo se puede describir como un ‘antes de Luis Monrouzeau y después de Luis Monrouzeau’. Antes de él había un buen equipo, pero él trajo la estabilidad financiera y organizativa que necesitábamos. Desde que estamos con él somos un equipo que si no gana un campeonato, está cerca de ganarlo”, dijo Cortés.

El chiste es que Monrouzeau ni siquiera tenía planes de asumir la responsabilidad de esta franquicia. Fue solo cuando la misma estuvo a punto de desaparecer debido a las deudas dejadas por Vázquez –que rondaban el millón de dólares– que el empresario entró al ruedo del baloncesto de forma activa.

“Mucho antes de ser apoderados, éramos abonados de los Capitanes cuando estaban ‘los nenes’. Jugábamos en la cancha ‘Pancho’ Padilla con 100 grados por día (se ríe). Eso era espectacular. Luego el equipo fue mejorando y para el 2005 ganan el campeonato. Llevábamos casi 50 años (46 en total) y fue algo tremendo”, recordó Monrouzeau.

“Luego, en el 2007 Arecibo va a la final en el ‘Choliseo’, pero durante todo ese año el aspecto administrativo fue un desastre. Tan es así que estuvimos a punto de perder la franquicia porque el apoderado de ese entonces no podía cumplir con los compromisos de la franquicia, no habían pagado a los jugadores. Yo entonces salí  a buscar ayuda a ver quién podía hacerse cargo del equipo. Pero la responsabilidad cayó sobre mí”.

Una vez dentro de la olla, Monrouzeau se dio cuenta de la crisis económica que arrastraban los Capitanes, incluyendo una deuda pendiente de $500,000 a Babilonia por la compra del equipo en el 2007, más cerca de $400,000 en deudas a los jugadores, sin contar lo debido a los dirigentes y a otros suplidores.

“Tan pronto entré, empecé a trabajar en el mismo octubre de 2007. Ahí descubro el pandemónium que había, que realmente era más grande de lo que uno se podía imaginar. Adquiero el equipo sin jugadores. Ya los contratos de todos los jugadores habían expirado. Pero les pagué lo que les debía a todos, los pude nuevamente agrupar, pudimos trabajar con ellos y solidificar el equipo”, dijo Monrouzeau.

“Y empezamos a administrar esto como una empresa, como un negocio. Hicimos los cambios necesarios año tras año para mantenernos contendores al campeonato. En el primer torneo nuestro fuimos campeones en el 2008. No pudimos repetir en el 2009, pero ganamos en el 2010 y el 2011 y tuvimos subcampeonatos en el 2012 y el 2014, y ahora vamos en búsqueda de otro campeonato. Hemos trabajado duro para esto y la esperanza es que otros equipos puedan emular la forma en que nosotros trabajamos en vez de depender de ayudas del gobierno. Nosotros representamos a nuestra ciudad de Arecibo con mucho orgullo y queremos que cuando se hable de baloncesto se tenga que mirar hacia a Arecibo”.

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