Cuando la Federación de Baloncesto en Silla de Ruedas de Puerto Rico coordinó el primer torneo 3 pa’ 3 en la Isla en 2011, la idea era que la comunidad general se integrara al juego con atletas que tenían alguna discapacidad, como una forma de recreación, actividad física y concienciación. 

Cuatro años más tarde, el evento goza de un alto nivel competitivo internacional en el que se enfrentan nueve equipos de Panamá, República Dominicana, Estados Unidos y Puerto Rico, en 36 juegos distribuidos en tres días.

Ahora, también cuentan con unas reglas de juegos 3 pa’ 3 aprobadas en 2013 por la Federación Internacional de Baloncesto en Silla de Ruedas (IWBF, por sus siglas en inglés).

Para el evento, que se celebra desde el viernes en la cancha Nilmari Santini en la sede del Departamento de Recreación y Deportes (DRD) en Hato Rey, cada jugador ha llegado con su silla deportiva, hecha a la medida según los requerimientos de su condición física y en cumplimiento con los estándares de la IWBF.

Los partidos del torneo se juegan con equipos mixtos de hasta cinco jugadores, tres en cancha y dos en banco; a doble cancha y en dos mitades de siete minutos. 

Según explica Dilka Benítez, la gerente de proyecto de la federación local y miembro del comité de desarrollo de la IWBF, esta modalidad de juego permite que países que no cuentan con recursos para desarrollar su selección de 12 jugadores, puedan competir internacionalmente con equipos más pequeños y elevar paulatinamente su nivel competitivo.

“Esto es mucho más competitivo, mucho más fuerte que el baloncesto convencional. Si un jugador se cae, tiene ocho segundos para levantarse y todos, juveniles, veteranos, féminas y varones, entrenamos juntos”, añadió quien para este torneo es parte del equipo Old Timers, que agrupa a algunos de los jugadores más experimentados dentro de la federación de Puerto Rico.

Pero además de la competencia, muchos han encontrado en la disciplina una forma de rehabilitación y de mantenerse saludables.

Eduardo Palacios, del equipo de Panamá, fue arrollado por un carro cuando era un niño y desde entonces necesitó una silla de ruedas para trasladarse. El deporte, dice, le cambió la vida.

“Me enfermaba menos, tenía más fuerzas, más habilidad y podía hacer muchas más cosas que antes no hacía. También la interacción con mis otros compañeros, darme cuenta de que no estaba solo, me dio ánimos para seguir una vida normal. No tenía idea de la vida hasta que empecé a interactuar con otras personas que tenían la misma discapacidad”, recordó. 

Mientras, Carlos Martínez, parte de los Miami Heat Wheels, de la liga estadounidense (NWBA), comenzó a practicar el deporte por recomendación de su terapista físico, luego de sufrir una lesión producto de un disparo que recibió durante un robo mientras salía de un banco en su estado de residencia.

Antes del accidente, Martínez, de 29 años, iba a ser becado para jugar baloncesto colegial por la Universidad de Miami.

Requirió de dos horas de entrenamiento diario solo para poder aprender a controlar la silla de ruedas.

“Lo traté y me gustó. Dije: ‘yo creo que yo puedo ser uno de los mejores en esto’. Y así fue, en tres años trabajé fuerte y lo conseguí”, cuenta quien fue considerado el jugador más valioso del más reciente campeonato de la NWBA, en la que su equipo también resultó vencedor.

Otros veteranos en el juego, Edwin López, Héctor Maldonado, Marcos Hernández y Efraín Ortiz, quienes con Dilka Benítez conforman el equipo de los Old Timers, han visto en la disciplina una forma de mantenerse saludables y, por añadidura, han visitado decenas de países representando a Puerto Rico en torneos internacionales, juegos paracentroamericanos y parapanamericanos. 

Según dijo López, sus compañeros de equipo se han convertido en su familia extendida.

Su deseo es que el público entienda que el baloncesto en silla de ruedas es un deporte como cualquier otro en el que el equipo que los atletas utilizan es una silla de ruedas, que las instituciones los apoyen y que las canchas se llenen de vítores. 

Como parte del evento que culmina mañana, domingo, el jefe de entrenadores de la Febasiru, Héctor Pérez, evaluará a los candidatos a integrar el equipo nacional masculino de baloncesto en silla de ruedas que representará Puerto Rico en los Juegos Parapanamericanos Toronto 2015.