El desplante que el cotizado centro DeAndre Jordan le hizo a los Mavericks de Dallas al anular su acuerdo verbal para, cinco días después, firmar nuevamente con los Clippers de Los Ángeles colocó al quinteto de Mark Cuban en una posición extremadamente precaria de cara a la temporada 2015-2016 de la NBA.

Jordan, natural de Houston, originalmente aceptó un contrato de cuatro años y $80 millones para jugar con los Mavericks. Sin embargo, un contingente de los Clippers (equipo que los escogió en el sorteo del 2008 y para quienes ha jugado toda su carrera), liderado por el dueño y ex presidente de Microsoft, Steve Balmer, y los canasteros Blake Griffin y Chris Paul, literalmente llegaron a la residencia de Jordan en Houston y no se fueron hasta que la moratoria para la contratación de agentes libres caducó.

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Cuban y los Mavericks vieron en Jordan la pieza clave en la que comenzarían la reconstrucción de la franquicia que ganó el campeonato de la NBA en el 2011, en especial al tomar en consideración que el astro alemán Dirk Nowitzki cumplirá 38 años en el 2016. Sin embargo, la virazón de Jordan, y tan tarde en el proceso de negociación con agentes libres, prácticamente cerró las puertas para que Dallas pudiera firmar a un jugador de impacto.

Prácticamente todos los pívots de calidad fueron firmados o ya cuenta con acuerdos verbales, por lo que los Mavericks no tienen a dónde recurrir para llenar el hueco que dejó Jordan. Precisamente, Dallas dejó escapar a Tyson Chandler, quien firmó con los Suns de Phoenix, para perseguir al líder en rebotes y por ciento de tiros de campo de la liga en las últimas dos temporadas. Como si fuera poco, Chandler terminó quinto entre los líderes en rebotes.

Los Mavericks firmaron a Wesley Matthews (de los Trail Blazers de Portland) a un contrato de cuatro años, al ex delantero de los Jazz de Utah, Jeremy Evans, a un acuerdo de dos temporadas, y al armador puertorriqueño José Juan Barea a un contrato de dos años y $5.6 millones. Perdieron en la agencia libre a Al-Farouq Aminu y a Rajon Rondo.

Dallas tendrá poco material para ayudar a Nowitzki durante la temporada y, dado que ya no quedan agentes libres de calidad, los Mavericks muy bien podrían terminar con uno o el peor récord de la liga en la venidera campaña. Pero, quizás, el desplante de Jordan obligará al equipo a comenzar el proceso de reconstrucción en la era post-Nowitzki mucho antes de lo que lo hubiesen hecho si Jordan hubiese cumplido con su palabra.