Si usted es fanático de Bulls de Chicago y adora el estilo energético y físico que implementa el centro Joakim Noah cada vez que está en cancha, debe agradecérselo a su mentor Tyrone Green.

Noah ciertamente lo reconoce y por eso, tan pronto se convirtió en un jugador de la NBA de forma oficial al ser escogido por los Bulls en el sorteo del 2007, sus primeras palabras fueron: “Quiero agradecer al Sr. Green por haber sido mi mentor. Lo quiero hasta la muerte, Sr. Green”.

Irónicamente, la muerte vino a buscar inesperadamente a Green el pasado jueves por lo que aparenta ser un paro cardiaco. Debido a esto, Noah no asistió a la práctica del pasado viernes de los Bulls previa a su serie de playoffs de primera ronda ante los Wizards de Washington, aunque sí jugó en los partidos del domingo y el martes.

Se anticipaba que asistiera a su funeral este jueves antes del tercer partido de la serie en Washington.

La devoción de Noah hacia Green se debe no solo a los conocimientos de baloncesto enseñados, sino también a las lecciones de vida que el dirigente neoyorquino impartió al centro francés desde su adolescencia, luego de criarse en ambiente de riqueza y abundancia bajo el manto de su padre, el ex tenista Yannick Noah y su madre Cecilia Rohde, quien fuera Miss Suecia 1978.

Tan pronto Noah se decidió a aprender baloncesto, Green lo tomó como su proyecto personal y nunca le dio nada que no se ganara. Tenía que trabajar más duro que cualquier otro.

“Mi padre (Yannick) me ayudó mucho. Pero él también sabía lo que el Sr. Green traía a la mesa. Cuando la gente me ve jugar, no dice ‘oh, ese es el nene rico hijo del tenista que se crió en el ambiente del deporte del tenis’. Cuando la gente me ve jugar, ve que juego bien duro. Ese es el Nueva York dentro de mí. Esos son todos los torneos callejeros en mí. Y eso se lo debo al Sr. Green”, dijo Noah en entrevista con el Chicago Tribune.

“El Sr. Green me demostró lo que era amor duro. Yo nunca fui abridor en los equipos del Sr. Green durante sus torneos. Y creo que eso fue bueno, porque me crié siendo un niño privilegiado en Francia. Solía irme de viaje alrededor del mundo con mi familia todos los veranos. Pero cuando conocí al Sr. Green, él me dijo: ‘Si vas a coger el baloncesto en serio, no puedes seguir haciendo eso. Tienes que dedicar tus veranos a trabajar tu juego. Así que tienes que venir a vivir conmigo’”.

Con Green en Brooklyn, Noah aprendió los fundamentos de juego necesarios y también a sobrevivir en los barrios, algo que con su familia nunca hubiera experimentado.

“Yo me quedaba con el Sr. Green en Bedford-Stuyvesant en Brooklyn, lo que me sorprendió, porque yo no estaba acostumbrado a estar tan rodeado de pobreza. Eso me hizo fuerte”, admitió Noah. “Creo que sin esos veranos con él nunca hubiera llegado a la NBA”.