Pocos jugadores pueden despedir su carrera con una sortija de campeonato.

En el caso del alero Joel Jones Camacho, ésa no era su meta esta temporada pues se estaba preparando con ahínco para defender su primer y único cetro en sus 15 temporadas en el Baloncesto Superior Nacional, el cual ganó con los Capitanes de Arecibo en el 2016.

Pero tras descubrísele una condición de arritmia cardiáca y tener que ser operado hace dos semanas para colocarle un desfilibrador, Jones fue retirado oficialmente anoche durante el partido inaugural entre Capitanes y los Atléticos de San Germán tras hacérsele entrega de su anillo de campeonato del 2016 y su camiseta con el número nueve enmarcada ante la ovación de la fanaticada capitana.

De hecho, Jones fue el más vitoreado durante la ceremonia.

“De verdad que me siento bien agradecido con esta franquicia y con la fanaticada de Arecibo. He jugado en varios equipos y no siempre el trato fue el mejor. El trato aquí ha sido A+”, dijo Jones, quien ahora tendrá otro rol en el equipo pues fungirá de entrenador/asistente para la campaña de 2017.

“Ahora podré dedicarme de lleno a trabajar desarrollando a los jugadores jóvenes del equipo de Arecibo, muy similar al plan que tengo planificado con las selecciones nacionales femeninas”.

Otro Joel como Proyecto

Para Jones, su principal meta ahora es tratar de convertir al prospecto de 6’10” de estatura y de 20 años de edad, su tocayo Joel Rodríguez, en un jugador de calidad nacional en los próximos dos o tres años.

“Ya empecé a entrenar a Joel Rodríguez y al armador Christian Pizarro un día y luego a Ángel Álamo y Álvin Cruz en estos días”, indicó Jones.

“Joel Rodríguez, en particular, va a ser mi proyecto personal. Tiene lo que no se puede enseñar, que es estatura. Es un hombre grande que ya le perdió el miedo a los refuerzos. Choca contra ellos en las prácticas. Solo le falta echar un poco más de libras de músculo y refinar sus destrezas ofensivas. Yo trabajaba con él esporádicamente por los pasados dos años, pero tenia que trabajar para mantenerme en condición de juego y no podia dedicarle tanto tiempo. Ahora estoy obligado al retiro y puedo dedicarme a entrenarlo a nivel físico y en sus destrezas de juego”.

Por lo pronto, Jones solo puede darles direcciones pues no puede entrenar con ellos hasta dentro de seis semanas, pero ya está contando los días.

“La cirguía no fue complicada. En dos días ya estaba caminando por ahí. Pero me faltan como dos semanas para que me pueda quitar el ‘brace’ que da apoyo al brazo. Y faltan como seis semanas para que pueda comenzar a hacer ejercicios”, dijo Jones.

“Puedo llevar una vida bastante normal, entrenar y correr. Pero todo con moderación. Por eso no puedo jugar a nivel competitivo. Sin embargo, quiero chocar un poquito con Joel y los chamacos jóvenes cuando entrene en cancha con ellos. Quiero poder trabajar personalmente con ellos dentro de cancha cuando me den el visto bueno medico”.

Jones se sometío a su cirguía el pasado 27 de marzo tras recibir el diagnóstico del cardiólogo Luis Molinary, quien también lo ayudó en las gestiones para que pudiese operar lo antes posible.

“Creo en la ley del karma. Cuando haces las cosas bien, el bien te regresa. La cubierta médica que tenía era básica y no cubría esta cirugía ni el desfilibrador. Sin embargo, el Dr. Luis Molinary hizo algunas llamadas. Contactó a First Medical, que usualmente no cubre este tipo de operación y me aprobaron cobertura. También contactó a la empresa que produce los desfilibradores en Puerto Rico y su gerente general de Boston Scientific, Gerardo Curet, y me donaron el artefacto’, dijo Jones.

“Tuve que pagar sobre $2,000 en deducibles pero en total me ahorré como $15,000. Me siento afortunado de contar con gente que me ayudaron en este momento difícil”.