Dicen que los puertorriqueños son hospitalarios, y el canastero boricua José Juan Barea no es la excepción.

Barea sirvió este fin de semana de anfitrión a cuatro de sus compañeros de equipo de los Timberwolves de Minnesota, quienes visitaron la Isla desde el pasado miércoles y tuvieron su fiesta de despedida el domingo en The Rose, del Hotel San Juan, que les organizó el ex voleibolista Felipe “Pepa” Ralat.

“Es una manera de compartir con ellos fuera de la cancha, enseñarles algo de Puerto Rico y fortalecer nuestra amistad. Es una iniciativa que tuvimos para mejorar la química del equipo fuera del tabloncillo, para unirnos más”, dijo Barea, que estuvo de guía turístico con el base español Ricky Rubio, el delantero Chase Budinger y los centros suplentes Dante Cunningham y Greg Stiemsma.

“Del equipo de Minnesota, estos son los muchachos con quien mejor me llevo. De hecho, este verano tengo planificado visitar a Ricky Rubio y a su familia allá en España”.

Stiemsma y Cunningham son los “guardaespaldas” de Barea en el equipo, pues son los que suelen habilitarle cortinas con frecuencia para que pueda penetrar al canasto.

Mientras, Rubio es la estrella del equipo al cual Barea, como veterano e hispanoparlante, le ha servido de mentor en sus primeras dos temporadas, en lo que se aclimataba a la NBA y al estilo de vida en Estados Unidos.

Budinger, por su parte, llegó al equipo esta temporada y se unió al clan.

“Básicamente, lo que hicimos fue ir de playa una y otra vez. Casi no salíamos de la playa”, relata Barea.

“Creo que por eso no tuve tiempo de llevarlos a Mayagüez. Pero ya lo haré en otra ocasión”.

Barea indicó que sí los llevo al Viejo San Juan, al Condado, a la placita de Santurce y a salir a comer mofongo, entre otras cosas. “Esa fue una de las cosas que más enfaticé, en llevarlos a probar comida boricua. Les encantó el mofongo y les gustó el arroz con habichuelas que mi mamá les cocinó”, agregó Barea.