Larry Bird fue un intrépido competidor durante su ilustre carrera con los Celtics de Boston. Sin embargo, a pesar de que el pasado diciembre cumplió 59 años, siente que su cuerpo está decayendo a un ritmo acelerado y hasta teme que morirá pronto. 

Sus temores no son paranoia. Los fallecimientos prematuros de Moses Malone, John “Hot Rod” Williams, Darrell Dawkins y Anthony Mason, entre otros, se debieron a diversas razones. Sin embargo, algunos coincidieron con problemas cardiacos.

En 1995, Bird fue diagnosticado con fibrilación auricular, latidos irregulares del corazón. El mismo puede ser tratado con medicamentos, ejercicios y una dieta. Pero Bird es el primero en reconocer que es demasiado indisciplinado para tomar medicinas, y su físico ya no aguada el rigor de hacer ejercicios con regularidad.

“Los muchachos que jugaron en la liga (NBA) con intensidad, son los que están en mayor riesgo. Desarrollamos nuestros corazones para jugar y cuando dejaron de competir en un alto nivel, nuestros corazones simplemente están ahí sentados. No puedo hacer ejercicios como antes. No puedo. No puedo salir a correr. Puedo trotar y tengo una sauna, pero nada más allá de eso. Mi cuerpo no me lo permite”, relató a ESPN.com Bird, quien mide 6’9”.

La situación está captando la atención, pues los directivos de la NBA y de la Asociación de Jugadores de la liga han unido esfuerzos para proveerle algunas ayudas a los retirados.

Bird le ha comentado a su esposa que teme por su vida, y que es una rareza ver hombres altos con vida a los 75 años de edad. Pero tampoco luce dispuesto a enganchar las zapatillas y quiere ser una de las excepciones.