Sin embargo, una mala racha de lesiones, cambios de refuerzos a granel y la negativa de Mike Harris de venir este año, abonaron para que las estrellas se alinearan para que los Leones no pudieran optar por un tercer cetro tras ser barridos en su serie de cuartos de final por el equipo al que habían eliminado por los pasados dos años, los Capitanes de Arecibo.

“Realmente fue una experiencia de aprendizaje pues estuvimos en un patín desde el primer día”, indicó el gerente general Gabriel Ortiz, quien laboró mano a mano con los hermanos Misla, quienes arrendaron la franquicia al Dr. Oscar Santiago con la opción a compra en el 2017.

“El llegar el último día posible nos privó de ser un equipo activo en la agencia libre, donde hubiésemos podido competir por jugadores como Cliff Durán y William Orozco, aunque sí nos preparamos bien para el sorteo, que nos dio dos jugadores razonables de cara al futuro en Marcel Souberbielle y Terrence Curry. Pero una vez comenzó el torneo, se nos lesionó Von Wafer en el segundo juego y Carlos Rivera perdió 13 partidos. Eso nos metió en un hueco que luego fue difícil salir para posicionarnos mejor”.

Quizás la única nota positiva fue la llegada temprana de Ángel Vassallo y el desarrollo de Carlos Emory. Pero el tener que cambiar tanto de refuerzos en el transcurso, los dejó sin balas al final.

“Lo irónico es que fuimos nosotros y no Arecibo quien gestionó a Cady Lalane y Coty Clarke. Y al final nos quedamos sin cambios”, dijo Ortiz.

El grupo al que pertenece Ortiz podría volver al mando de los Leones pero el calendario del 2017 será vital para esa decisión.

“Esto de jugar cuatro juegos a la semana nadie lo aguanta en esta economía. Se vio en las canchas. Si se juega de abril a septiembre, donde podrían haber mejores refuerzos desde el saque y los nativos estarían aquí, jugaremos. Pero de lo contrario, sería muy cuesta arriba. Queremos tener un equipo competitivo desde el primer día”, dijo Ortiz, agregando que la franquicia superó los 100,000 seguidores en redes sociales este año.