México. - Dice un refrán que los trapos sucios se lavan en casa. Pero ese popular dicho no aplica a la Selección Nacional de Baloncesto, pues aquí Luis Cosme es el responsable de que los uniformes de los 12 jugadores estén limpios y listos para cada compromiso del equipo en el Preolímpico. Su título es: encargado de la propiedad.

Contrario  a lo que se podría pensar, el equipo no cuenta con muchos uniformes de reemplazo, así que el encargado de la propiedad tiene que asegurarse de que en la lavandería le entreguen las piezas completas y a tiempo.

“Siempre se necesita que todo esté de hoy pa’ hoy. No he tenido muchas emergencias, pero recuerdo una vez (en otro torneo) que tenía 12 pantalones exactos y yo estaba sufriendo de que no se fuera a perder uno... Aquí en un juego que salimos bien tarde, el laundry ya no estaba disponible y tuve que esperar al otro día; tenía hora y media para que todo estuviera ready, pero gracias a Dios la señora de la lavandería pudo hacer el trabajo a tiempo, si no habría estado en problemas…”,  cuenta el joven de 30 años y natural de Toa Baja.

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A Luis se le puede ver por los pasillos del hotel donde se hospeda la escuadra boricua, cargando con bultos llenos de ropa. Ha desarrollado una relación de camaradería con los jugadores, quienes al abrirle la puerta lo reciben entre bromas y muestras de cariño, unas más rudas que otras. Evidentemente, reconocen la importancia de su trabajo.

“Todos son excelentes conmigo, no tengo quejas de ninguno, bregan súperbien. Tenemos una relación de trabajo y de amistad. Ellos me ayudan y se preocupan por mí también fuera del deporte”, afirma al reconocer que los jugadores más organizados con su ropa son José Juan Barea y Carlos Rivera, y el que le da un poquito más de trabajo es “Ramón Clemente, que es mi pana, pero tengo que estar persiguiéndolo”, señaló entre risas.

Luis heredó este trabajo de su padre, Luis Ángel Cosme, quien por muchos años hizo lo propio con los Vaqueros de Bayamón y con la Selección Nacional. Don Luis, quien viajó a México ahora como fanático para disfrutar del Preolímpico, está muy orgulloso de la labor que hace su hijo y agradecido de que Alfredo Morales, director de operaciones de la Selección Nacional, le ofreciera la posición.

“Esta es una gran oportunidad de conocer mucha gente buena, de viajar a diferentes países y de mantenerlo alejado de los vicios. Es un muchacho que todo el mundo lo quiere, son locos con él. Me siento orgulloso, porque todo lo que me hablan son cosas buenas de él.  Y yo siempre le aconsejo que se mantenga humilde”, comenta don Luis, quien tuvo a su cargo los uniformes de estrellas del baloncesto puertorriqueño como Rubén Rodríguez, Raymond Dalmau, Quijote Morales y Fico López, entre otros.

Curiosamente, Luis nunca pensó que terminaría sustituyendo a su papá, cuando él ni siquiera era aficionado del baloncesto.

“Él (su padre) nunca me dijo que hiciera esto, pero llegó un punto en que yo vi que se estaba quedando solo (haciendo el trabajo) y empecé a ayudarlo, a darle la mano en casa. Eventualmente, me quedé trabajando. Yo ni era fan del baloncesto, lo veía como algo normal, ni iba a los juegos con mi papá. Ahora me encanta, es parte de mi vida. El equipo es como mi familia, sufrimos y gozamos juntos”, concluye Luis, quien completó un grado asociado como asistente de terapia física y espera poder desarrollarse en esta otra faceta dentro del deporte.