En una tarde cualquiera, en alguno de los múltiples gimnasios de boxeo que hay alrededor del País, es común ver a decenas de jóvenes que entrenan con ahínco. Golpes al saco, guanteos, cuica y sombras. Hacen lo que sea necesario para sobresalir en un deporte rudo y muy sacrificado, en el que muy pocos llegan a destacarse. 

Para la gran mayoría, su anhelo es convertirse en un campeón mundial. Los que lo logran, disfrutan de todo lo que trae esa victoria, como la fama y para algunos el dinero. Pero como suele suceder en este deporte, el éxito no es para todos y la carrera no dura para siempre o no devuelve el favor por tanto sacrificio.

Otros, por su parte, logran todo eso y luego, cuando sus habilidades merman, no encuentran cómo decir adiós y muy pocos pueden hacer algo por detenerlos. 

Ahora bien, ¿cómo se llega a esa decisión de decir “no más”? ¿Cuánto castigo es suficiente para que un boxeador tome esta decisión o para que una comisión de boxeo lo detenga de enfrentar los peligros? Eso depende mucho de a quién se le haga la pregunta. 

Para el púgil Orlando ‘El Fenómeno’ Cruz (25-6-2, 13 KO) eso debe ser una decisión de cada boxeador debe tomar en conjunto con su equipo de trabajo. 

“El retiro debe ser discutido con nuestros equipos de trabajo. Ellos son un factor fundamental en nuestras carreras, y deben hacernos saber cuándo debemos enganchar los guantes”, dijo Cruz, quien entiende que a él todavía le queda carrera por delante.

“También es importante nuestra opinión y la de nuestras familias, que son fundamentales en nuestras carreras”, agregó.

Cruz reconoció que ha sabido de casos de compañeros boxeadores que, aunque su entorno les ha advertido que es hora de decirle adiós a los cuadriláteros, deciden seguir activos. Añadió que, en muchos casos, el factor económico es fundamental a la hora de no retirarse.

Por su parte, José ‘Sniper’ Pedraza (23-1, 12 KO) argumentó que la decisión de retirarse depende de muchos factores, entre estos las metas que se haya impuesto el boxeador y si puede cumplirlas. 

“Hay casos como el de Prichard Colón, que tenía un futuro enorme, y le troncharon su carrera. O el de Edgardo López Sasso, que es un buen boxeador, pero tenía prioridades como su trabajo y sus estudios, y cuando recibió un mal golpe en su última pelea (ante José ‘Wonder Boy’ López), decidió retirarse”, dijo Pedraza.

Mientras, el entrenador y manejador Orlando Piñeiro es de los que piensa que cuando un gladiador le pierde amor al boxeo, se debe marchar.

“Cada peleador escribe su propia historia, y cuando un peleador alcanza su sueño, que es ser campeón del mundo, defiende su título y pierde el amor real y la pasión al deporte, se debe retirar”, dijo el también director del gimnasio municipal José ‘Cheo’ Aponte Torres, Caguas, quien expuso que cuando eso sucede, los peleadores comienzan a mostrar conductas o tomar decisiones que los perjudican.

El exmanejador de Juan Manuel ‘Juanma’ López, entre otros peleadores, trajo a colación que algunos atletas no se quieren ir porque “sus egos” no los dejan.

“Es el interés por las cámaras, por las entrevistas… Y lo piensan. Ahí tenemos el caso de (Manny) Pacquiao. ¿Qué más él quiere conseguir? Campeón en ocho divisiones, millonario, con fama, ¿qué más quiere? Otro es Miguel Cotto, que no debió esperar a tener esa derrota. Perder con Ali (Sadam Ali, con quien peleó el 2 de diciembre de 2017). ¿Por qué esperar a eso cuando no tenía nada que demostrar?” dijo.

Para el entrenador Félix Trinidad Rodríguez, padre de Tito Trinidad, la salud del competidor es lo que debe dictar su retiro.

“El momento debe ser si está en riesgo la salud del boxeador, aunque la salud de un boxeador siempre está en riesgo cada vez que sube al ring. Pero si médicamente han detectado lesiones cerebrales, pues ahí tiene que tomarse esa decisión. Pero las personas que están al lado de un boxeador tienen mucho poder para persuadirlo para que tome una decisión a favor de su salud”, aseguró Trinidad Rodríguez lamentando, sin embargo que “a veces, por los intereses económicos, los pueden asesorar distinto a lo que debe ser en ese momento. Pero debe haber un asesoramiento, aunque la decisión la toma el propio boxeador”. La Comisión de Boxeo, dependiendo de cuáles sean los exámenes médicos, como lleguen, si hay lesiones cerebrales, por ejemplo, ahí sí puede determinar si le otorga la licencia o no. Pero en la mayoría de los casos, pasan los exámenes médicos, y la Comisión de Boxeo tiene las manos atadas para poder tomar una decisión de si le otorga la licencia o no. Tiene que dejarlo en la mano del boxeador o de las personas que lo rodean”, expuso.

Irónicamente, por años se ha pensado que las comisiones de boxeo de los países tienen la potestad de detener a un peleador de seguir activo cuando ya sus recursos han menguado o su salud está comprometida. Pero lo triste es que eso es, y no es, así.

Las Comisiones de Boxeo cumplen su reglamento 

En entrevista con este medio, Gerardo Mora, director de Comisiones del Departamento de Recreación y Deportes (DRD) y el fisiatra Luis Faura, director médico de la Comisión de Boxeo de Puerto Rico (CBPR), explicaron que la función de la mencionada comisión es regular ese deporte para proteger a los boxeadores y procurar que el boxeo crezca.

En ese sentido, a los púgiles se les exige una serie de documentos y pruebas médicas que deben proveerle a la CBPR. Entre estos están el historial de sus peleas como aficionado, si está dando el brinco al profesionalismo, y su récord como profesional. Asimismo, les piden los exámenes de sangre básicos y otras como la del HIV y las de la hepatitis B y C. También se les exige un electrocardiograma y un examen neurológico y otro fundoscópico que debe ser realizado por un oftalmólogo o un doctor en optometría para ver si tiene problemas de la retina, cornea o visión.

“Dependiendo de qué tipo de boxeador sea, se le envía a hacer otros estudios que son más a fondo. Por ejemplo, si tengo un boxeador que fue noqueado, yo le exijo que se haga una tomografía computadorizada (CT Scan)”, explicó Faura.

“Si vemos que el paciente tiene pérdida de conocimiento, pero persiste por más de cinco días con mareos, con vómitos, pérdida de memoria, confusión y problemas motores, hay un estudio que es más a fondo que se conoce como una resonancia magnética (MRI)”, añadió.

Pero Mora insistió en que si un boxeador cumple con el proceso delineado en el reglamento 8756 de la CBPR, los miembros de dicho organismo no pueden negarle la licencia para pelear.

“Si un boxeador cumple con el debido proceso, se le tiene que dar la licencia”, recalcó.

Los golpes y el cerebro no son amigos

Ahora bien, es un hecho que el cerebro y los golpes no mezclan. Según observó el neurólogo Alexis Duprey Colón, “el cerebro no está hecho para recibir golpes, punto”. 

“Cada vez que hay un impacto a nivel de esa masa encefálica, lo más pequeñito que ocurre es lo que llaman microhemorragias o petequias. Además de edema cerebral. Eso es desde ese primer puño. Aunque puede haber una absorción de parte de los pocos músculos que hay en la cara y del cráneo”, dijo el especialista.

El doctor indicó que hay estudios que han demostrado que un golpe a la cabeza a una velocidad de 40 millas por hora puede ser fatal. “Imagínate, la velocidad de un puño, se me escapa el dato inicial, pero fácilmente puede ir a 70 millas por hora”, 

Los golpes a la cabeza, como los que reciben los boxeadores y los futbolistas de la NFL, pueden provocar daños a la retina, provocar dolores de cabeza crónicos y hasta problemas de demencia, agregó. Algunos daños son inmediatos y otros a largo plazo.

“Definitivamente, el boxeo es un evento que va en contra de la naturaleza de ese órgano”, reiteró.

Abundan ejemplos de los daños

El boxeo de Puerto Rico tiene muchas historias de peleadores que han vivido consecuencias de ese nivel. Uno de los casos es del otrora triple campeón mundial Wilfred Benítez, quien padece de encefalopatía traumática crónica provocada por los golpes recibidos, lo que lo ha dejado postrado en una cama sin poder hablar ni caminar. 

También están los casos de Prichard Colón y del también tres veces campeón mundial Wilfredo Gómez. El primero quedó en coma luego de una pelea el 17 de octubre de 2015 de la cual, aunque ha despertado, lo ha mantenido en condición de no poder valerse por si solo. Mientras, Gómez confesó hace unos años que padece de daños cerebrales que le han afectado su capacidad para hablar y hasta moverse.

Duprey Colón compartió que en sus años de estudiante tuvo la oportunidad de estar presente en una evaluación que se le hizo a Benítez luego de su pelea ante Carlos Herrera en Argentina en 1986. 

“Él (Benítez) quería regresar (al boxeo), eso fue cuando vino de Argentina, y ese muchacho tenía demencia. Yo recuerdo que cuando mi profesor lo evaluó, y diagnosticó que había demencia por traumatismo al cerebro”.

Después de esa reyerta, en la que perdió por nocaut técnico en el séptimo asalto, Benítez tuvo otras cuatro peleas. Ganó dos de ellas y perdió dos. Actualmente, el atleta no puede hablar ni caminar.

En el caso de Colón, este está postrado en una cama a raíz de unos golpes ilegales recibidos en una pelea ante el estadounidense Terrel Williams el 17 de octubre de 2015.

Durante el combate, celebrado en Fairfax, Virginia, Colón recibió múltiples golpes en la nuca que provocaron que el joven sufriera mareos y vomitara en el camerino. Asimismo, perdió el conocimiento y tuvo que ser llevado de emergencia al Inova Fairfax Hospital, donde cayó en coma y tuvo que ser operado de su cerebro.

Antes de esta reyerta, el orocoveño tenía marca de 15-0, con 13 nocauts. Con Terrel perdió su invicto, y casi pierde la vida.

Por su parte, el ‘Bazooka’ Gómez también muestra serios problemas al hablar y al moverse, reconoció públicamente en 2013 que tiene daño cerebral. 

“Me lo descubrieron en 1989, pero nunca quise decir nada”, dijo en una entrevista publicada en El Nuevo Día.

“Tengo una pequeña fisura en el cerebro, que me afecta la voz, el habla. Fue por los golpes (que recibió cuando boxeaba)”, agregó en ese momento.

Ahora bien, pese a tantos ejemplos, muy frecuentemente se ven casos de boxeadores en Puerto Rico y el mundo que persisten en seguir peleando cuando ya sus años de grandeza pasaron. Y la Comisión de Puerto Rico y de otras jurisdicciones les han seguido autorizando a pelear.

¿Qué faltará para que estos peleadores que luchan con acogerse al retiro decidan no pelear más? 

Ojalá y no sea otra muerte sobre un ring, como ha pasado.