Por 82 juegos de temporada regular en la NBA, muchos equipos elites se fajan con ahínco para lograr la ansiada ventaja de cancha casera en los playoffs.

Pero transcurridos los primeros 16 partidos de la primera ronda, dicha ‘ventaja’ se ha hecho sal y agua para siete de los ocho conjuntos que iniciaron la postemporada en su casa.

Solo el campeón Heat de Miami salió ileso, venciendo a los Bobcats de Charlotte en sus dos desafíos en Miami, aunque pasaron un susto el pasado miércoles durante el triunfo, 101-97.

El resto tiene una o, peor aún, dos derrotas en las costillas y con una cuesta bien empinada. Tal es el caso de los Bulls de Chicago y los Rockets de Houston, quienes han sido víctimas de los Wizards de Washington y los Trail Blazers de Portland, respectivamente.

Chicago, que venía de ser el mejor equipo defensivo de la liga, limitando a sus rivales a 91.8 puntos por juego, ha tenido dificultades para contener a la dupla de John Wall y Brad Beal mientras los Wizards les han anotado un promedio de 101.5 unidades en sus primeros dos desafíos.

Y ahora regresan a Washington, donde los Wizards buscarán completar la barrida.

El caso es similar para Houston, que fue víctima de la ofensiva tórrida del delantero LaMarcus Aldridge, quien le recetó 46 tantos en el primer juego y 43 en el segundo. Aldridge simplemente fue demasiado frente a la cobertura defensiva individual que le presentaron Terrence Jones y Omer Asik.

Houston quizás confió en que los 46 puntos de Aldridge en el primer juego sería algo irrepetible, pero pagó el precio al no hacer ajustes para el segundo partido.

Ahora, de cara a sus dos partidos en Portland, estarán obligados a improvisar, quizás colocando a Dwight Howard sobre a Aldridge la mayoría del tiempo. Pero el problema es que Aldridge lanza bien a distancia y sacará a Howard de la pintura, lo que podría abrir espacios para que Damian Lillard pueda penetrar al canasto con mayor libertad.

Otra opción sería doblar defensivamente a Aldridge y retar a Wes Matthews, Robin López o Nicolas Batum a producir. O sea, que meta el balón cualquiera menos Aldridge.

Competitivo el Oeste

Quizás el impacto más grande de los equipos visitantes se ha dado en el la Conferencia Oeste, donde el anfitrión ha jugado para un pobre promedio de .400 al haber perdido en cinco de ocho desafíos. Aparte de las dos victorias en la carretera de Portland, en los otros tres pareos se dividieron honores con Dallas robándole un juego a San Antonio, Golden State haciendo lo propio a los Clippers de Los Ángeles y Memphis repitiendo la dosis a Oklahoma City. Esto demuestra que en el Oeste no hay nada escrito y cualquiera se gana a cualquiera.

En el Este, la diferencia es un poco menor con Miami, muy por encima de sus rivales cuando juega su mejor baloncesto. Pero otros supuestos contendores, como los Pacers de Indiana, se han visto vulnerables y los Hawks de Atlanta lo demostraron durante el primer partido entre ellos.

Resta por verse si estos visitantes aprovecharán sus victorias en los juegos iniciales o si los ahora visitantes harán de las suyas en los siguientes dos juegos y la ventaja de cancha seguirá siendo un mito.