El exjugador de baloncesto José “Piculín” Ortiz confesó hoy, lunes, que está loco por cerrar el capítulo de su convicción por pesesión de drogas.

Mencionó, además, que está esperanzado en que la magistrada federal Silvia Carreño Coll le recomiende a la jueza Carmen C. Cerezo que le acredite unas horas trabajadas con la juventud bajo sueldo como parte del total de horas de servicio comunitario que tenía que cumplir para extinguir el término de la libertad supervisada bajo la que lleva los pasados cuatro años el pasado sábado 7 de mayo.

La vista surgió luego que el subjefe de la fiscalía federal Timothy Hendwood se opuso a que se dejará sin efecto el término de su libertad supervisada dado a que no cumplió con el total de 600 horas de servicio comunitario que le impuso la juez federal Carmen C. Cerezo al sentenciarlo en el 2012 a seis meses de cárcel y cuatro años de libertad supervisada por poseer marihuana con intención de distribuir. El término de la libertad supervisada expiró el pasado 7 de mayo. Ortiz fue arrestado en junio de 2011, luego que se realizara un allanamiento en su casa de Cayey en la que se encontraron 218 plantas de marihuana, equipo para cultivar, documentos con instrucciones para cultivar marihuana y 40 balas compatibles con rifle AR-15.

"Estos cuatro años han sido largos. De alguna manera sanadores. Es un proceso que de alguna manera (espero que) vean la posición de uno, que uno ha recapacitado, que uno de alguna manera también tiene que seguir la vida y dejar las cosas atrás y seguir adelante. Pasar la página. Hemos buscado lo más importante de esto, que es la estabilidad emocional, la estabilidad espiritual, la estabilidad física también", expresó Ortiz una vez salió del Tribunal Federal, en Hato Rey.

El exbaloncelista estuvo presente en una vista de modificación de condiciones de su libertad supervisada, la cual fue solicitada luego de que su oficial de probatoria presentara la semana pasada una moción para sugerirle a la jueza federal que presidió el caso, Carmen C. Cerezo, que deje sin efecto las 345 horas de servicio comunitario que le faltan por cumplir de las 600 horas impuestas por entender que, como parte de su trabajo como coordinador del Departamento de Eventos de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), ha impactado a jóvenes.

Su abogado Héctor Ramos, de la Oficina del Defensor Público federal, estuvo de acuerdo, pero Henwood se opuso a la petición mediante moción, y solicitó una vista para escuchar a las partes y para que se considerara extender la libertad supervisada para que Piculín pueda completar las horas impuestas.

Durante la vista ante la magistrada federal Silvia Carreño Coll, el abogado planteó que la corte no tiene autoridad para extender el término de libertad supervisada. Destacó además que como parte de su labor, su representado habla con la juventud y trata de servir como ejemplo para ellos. No obstante, lo ha hecho durante el tiempo que realiza su trabajo remunerado, por lo que no cuenta ya que tiene que ser sin paga.

"Se hizo un substancial número de horas como parte de su trabajo, pero no puede acreditarse porque recibe compensación. Si se cuentan, son 720 horas en la Academia de Baloncesto", manifestó Ramos.

Agregó que sí se acreditaron 125 horas de trabajo voluntario que ha hecho los fines de semana, y otras 21 horas, por lo que si se suman a las 255 horas acreditadas como de servicio comunitario, suman 401 horas.

La magistrada Carreño Coll determinó que ambas partes deberán radicar una moción en o antes del viernes para establecer si se puede extender el término y se tomen en cuenta el resto de las horas calculadas que se informaron en sala. Luego será que emitirá una opinión y su recomendación para la jueza Cerezo.

"Entiendo que es un protocolo que hay que seguir y si hay que dar una milla extra, buscamos la manera de que si es de esta forma, se sigue dando la pelea", dijo Ortiz fuera de sala.

Cuando se le preguntó si ha sido difícil cumplir con las horas de servicio comunitario, destacó que "todo se mezcla".

"Mi trabajo se basa en lo mismo de alguna manera. Al no poder viajar, decido irme de cierta manera a hacer la academia, trabajar en escuelas, que creo que es parte de la rehabilitación. Independientemente del pago o no, estaba haciendo las dos cosas de la misma manera. Lo que pasa es que también uno tiene una familia, horas que cumplir en el trabajo y el tiempo se torna un poco difícil", confesó.

(En esta historia colaboró Mariana Cobián).