Los jugadores de la NBA han dejado de ser esas estrellas de oro inalcanzables que nadie podía tocar, mirar y mucho menos conversar con ellos.

Ahora, enebeístas de todos los equipos procuran tener un contacto más humano con sus fanáticos, claramente con el fin de recoger en ellos fidelidad y dejar huellas con sus actos.

Ese fue el más reciente momento de la nueva adquisición de los Warriors de Golden State, Kevin Durant, en la práctica de su combinado la noche de ayer, miércoles en el Oracle Arena.

El espigado jugador estaba sentado junto a las gradas mientras observaba a sus compañeros en cancha, pero al parecer, el olorcito a queso fundido le llegó y no pudo resistir las ganas de pedirle un nacho a un jovencito llamado Khalil, que felizmente, compartió con él.

El interesante momento fue subido a Instagram por el padre del chico y, hasta ahora, ha sido visto más de 50 mil veces.