Tenía entonces 15 años. Ya amaba el baloncesto. Sabía también que era puertorriqueño aunque había nacido en Nueva York. Desconocía, sin embargo, quiénes eran aquellos 12 jugadores que salieron a jugar por Puerto Rico en la apertura del torneo de baloncesto de los Juegos Olímpicos en Atenas aquel 15 de agosto de 2004 ante un poderoso equipo estadounidense conformado por un grupo de jugadores que él muy bien conocía.

Aquel día, sin embargo, John Holland, un nieto de puertorriqueños y actual miembro del programa nacional de baloncesto boricua, tuvo un encuentro especial que para siempre cambiaría su vida.

“Cuando miraba aquel juego desconocía por completo quienes eran los jugadores que representaban a Puerto Rico. Pero todo cambió a partir de aquel día. Cuando Puerto Rico le ganó a Estados Unidos en aquellas Olimpiadas estaba bien feliz… sobre todo de ser puertorriqueño”, recordó Holland a Primera

Relacionadas

Hora en una reciente sesión de práctica de la selección en la cual este diario reunió a algunos de los héroes de aquella primera victoria de equipo alguno sobre un seleccionado profesional estadounidense en unas Olimpiadas en la historia.

“Fue una locura. Como familia siempre estábamos pendiente cuando jugaba Puerto Rico en los torneos. Pero aquel día fue locura total. Toda la familia comenzó a llamar para que miráramos el juego. Estábamos de fiesta”, abundó Holland, quien estaba sembrado para jugar en la Copa del Mundo FIBA 2014 pero actualmente está prácticamente descartado debido a una lesión en una rodilla.

Holland dijo que tras el juego su orgullo por ser boricua creció. Todos sus amigos así lo supieron. Y eso que para entonces él no sabía que podía jugar por Puerto Rico internacionalmente y mucho menos soñó que podría ser así alguna vez.

“Mi mejor recuerdo de todo es haberme sentido tan orgulloso del trabajo que hicieron aquel día. Y después comencé a averiguar detalles de quienes eran aquellos jugadores. Y comencé a seguir a Carlos Arroyo en la NBA. Jamás pensé que luego jugaría junto a él”, abundó Holland.

El alero de 26 años supo que podía jugar por la Isla ya estando en  Boston College.

Y desde entonces no disfruta algo más que jugar por Puerto Rico.

“Para mí es una experiencia surreal. Daría todo por ser parte de un triunfo como aquel algún día”, destacó.