Durante el trigésimo aniversario del primer campeonato de los Indios de Canóvanas en el Baloncesto Superior Nacional efectuado el pasado domingo en una abarrotada plaza de dicho pueblo, muchas de las principales figuras de aquel quinteto estuvieron presentes.

Pero el gran ausente lo fue su figura más emblemática: el veloz armador Angelo Cruz.

Cruz, quien fuera la bujía ofensiva principal del equipo y su máximo repartidor de balón desde 1977 hasta 1990, lleva desaparecido por los pasados 15 años. Un día viajó a Estados Unidos y, desde entonces, no se ha vuelto a saber de su rastro.

Sin embargo, el domingo en la noche fue el más vitoreado en ausencia. Particularmente, cuando se demostró un video de varios momentos memorables de aquel equipo campeón de 1983.

La plaza de Canóvanas se unió en un grito de “juaaa” cuando salió en pantalla gigante el canastazo, de casi media cancha, al sonar la chicharra del tiempo regular que Cruz anotó ante los Vaqueros de Bayamón en semifinales de aquel año. Ese canasto forzó un tiempo extra y una subsiguiente victoria de los Indios.

“Todo el mundo que se nos acerca para hablarnos de nuestro padre siempre nos menciona ese canasto. De hecho, cuando nuestro hermano Alvin jugaba en Bayamón, la fanaticada de los Vaqueros se nos acercaba para hablarnos de ese canasto y de las hazañas de mi padre”, dijo Angeliz Cruz, quien labora en el Depatamento de Recreación y Deportes de Carolina y cursa estudios de mastría en administración.

“Lo que es ese juego con Bayamón, y el juego que tuvo en las Olimpiadas (1988 en Seúl) contra Yugoslavia son los que siempre la gente nos menciona”, agregó Anaís Cruz, la menor de las dos y quien actualmente es maestra preescolar.

El juego al que Anaís hacía alusión ante Yugoslavia fue uno en el que Cruz también anotó un canastazo antes de sonar la chicharra, pero este le dio la victoria a Puerto Rico, 74-72, ante los eventuales medallistas de plata, cuya plantilla incluía a los inmortales Drazen Petrovic y Vlade Divac.

“Nosotras nunca lo vimos en vivo, pero sí hemos podido verlo en videos y sabemos que era un jugador ágil, veloz y atrevido. No tenía miedo de penetrar al canasto contra jugadores grandes. Era bravo. Le decían el ‘Iron Boy’, el pequeño gigante”, relató Angeliz.

“Y sé que disfrutaba mucho cuando jugaba en Canóvanas. Él le dio mucho a ese equipo. Era su vida. Y ahora el pueblo de Canóvanas le devuelve ese cariño. Si estuviera aquí. estuviese bien agradecido”.

Desaparecido

No obstante, ni siquiera sus hijas pueden dar fe de su paradero. Ni ellas ni su familia en Estados Unidos saben de la vida de Angelo. Rumores apuntan a un posible fallecimiento, mientras que otros dicen que podrían andar deambulando en alguna parte sin rumbo.

“Son rumores, pero nada concreto. La última vez que lo vimos fue cuando Alvin firmó profesional con Bayamón. Poco después, mi padre se fue de viaje a Estados Unidos y nunca supimos más de él. Ni nosotros ni nadie de su familia en Estados Unidos sabe. Son 15 años sin que nadie sepa nada de él”, indicó Angeliz.

“Aún así, su memoria se mantiene viva por la gente que lo recuerda, como sucedió en este evento del 30 aniversario del campeonato de Canóvanas. A nombre de nuestra familia estamos bien agradecidas por ese reconocimiento tan honroso que le hicieron a mi padre y al equipo de Canóvanas que ganó el campeonato en el 1983”.

Videos de Angelo: