Mensaje para los Astros de Houston: si aspiran regresar a la postemporada, ahora sería un buen momento para caer en una racha victoriosa.

La tropa anaranjada, liderada por Carlos Correa y José Altuve, ha tenido una campaña de altas y bajas, y aunque siguen con la oportunidad de pasar a los playoffs, como lo hicieron el pasado año, primero tendrán que sobrevivir dos semanas de infarto a partir del viernes, como una bienvenida al mes de septiembre.

Hasta antes de la acción de anoche, la novena que dirige AJ Hinch acumulaba marca de 68-62 y estaba empatada con los Marineros de Seattle en la segunda posición del Oeste de la Liga Americana. De sus últimos 10 juegos habían ganado siete.

Sin embargo, la brecha hasta el próximo escalón, el primer puesto que han ostentado los Vigilantes de Texas (77-54) durante la mayor parte de la campaña, se encuentra al momento a 8.5 juegos de diferencia, una cifra peligrosa.

En la otra ruta a la clasificación, mediante el wild card, la diferencia es de solo tres juegos del segundo boleto, pero en batalla con los Medias Rojas de Boston (72-58) y los Orioles de Baltimore (71-59), quienes todo el año se han turnado el tope divisional con los Azulejos de Toronto (74-56).

Entonces, luego de la serie de tres partidos contra los Atléticos de Oakland que comenzó anoche, Houston tendrá tal vez la misión más importante del 2016.

Comienzan septiembre viajando a Arlington para medirse con su némesis divisional, los Vigilantes, que con las adquisiciones de Jonathan Lucroy y Carlos Beltrán solidificaron más aún su alineación y figuran como una de las novenas favorecidas para llegar a la Serie Mundial.

Luego de dichos partidos de viernes, sábado y domingo, viajarán hasta Cleveland para chocar con Francisco Lindor, Roberto Pérez y los Indios de Cleveland, otro compromiso de cuatro partidos para nada cómodo.

Con récord de 73-56, la tribu ha dominado la Central de la Americana durante gran parte de la campaña. Actualmente mantienen ventaja de 4.5 juegos sobre los Tigres de Detroit (69-61) y 5.5 sobre los campeones de la Serie Mundial, los Reales de Kansas City (68-62).

Luego de los choques del lunes 5 al jueves 8, viajarán de regreso al calor de la casa y de su fanaticada en el Minute Maid Park... para enfrentar a los Cachorros de Chicago.

Los de Chicago han sido por mucho el mejor equipo de las Grandes Ligas en el 2016 y poseen una marca de 82-47, la mejor de la Central de la Liga Nacional.

Tras ese fin de semana del viernes 9 al domingo 11, por si no era suficiente, los Vigilantes los visitan para otra serie de tres encuentros que podría terminar de dilucidar el panorama divisional.

Si luego de estas dos semanas los Astros siguen en competencia, el resto del mes luce un poco menos complicado con siete encuentros ante los Angelinos de Los Ángeles, seis encuentros ante los Marineros y tres ante Oakland.

Aunque el elenco no ha cambiado mucho, y los protagonistas siguen siendo los mismos, la gran diferencia de los Astros del 2015 ante los del 2016 parece ser mayormente en el cuerpo de lanzadores.

Houston ha extrañado malamente al Dallas Keuchel que ganó el Cy Young en 2015 con 20-8 y 2.48. Esta temporada su récord es de 9-12 con 4.55.

Igualmente, su segunda voz el pasado año, Colin McHugh, ha tenido un año de 8-10 y 5.01, mientras que la pasada campaña acumuló 19-7 y 3.89.

El bullpen ha tenido serios problemas también.

Sin embargo, una luz al final del túnel lo es la increíble campaña del venezolano José Altuve, que con .355 es líder de bateo de las Mayores y quien ya tiene 21 jonrones, la mayor cantidad de su carrera.

Además, excepto en jonrones, el boricua Carlos Correa ya superó los números de su campaña de novato y debe producir en grande en la recta final.

La llegada del novato Alex Bregman y del veterano Yulieski Gurriel, el regreso de Colby Rasmus y un estallido de los bates de Evan Gattis y George Springer podrían ser clave para los Astros.