Los dos suplentes de los Reales de Kansas City iban a dejar de ser meros espectadores.

Colón, el infielder puertorriqueño que no había jugado en lo absoluto en toda la postemporada, respondió al aparecer por primera vez con un sencillo como emergente. El hit quebró el empate en el 12mo inning y los Reales vencieron 7-2 a los Mets de Nueva York para sentenciar el Clásico de Otoño.

"No estoy bromeando", contó Colón. "Lo estaba intuyendo, me lo imaginaba. Cuando estaba en la jaula le dije a Dyson: 'oye, tengo el presentimiento de que voy a batear contigo en tercera base'. Y así fue, dos minutos después, Dyson en tercera. Que locura".

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"Este fue un turno al bate que me lo imaginé tantas veces", declaró Colón sobre el hit decisivo del juego. "Y lo que me imaginé fue exactamente igual a esta fiesta".

"Ahora quieres llorar de la emoción, pero yo siempre estuve preparado para mi oportunidad", añadió.

Y fue una oportunidad que tardó en llegar.


Después de ser seleccionado por los Reales en el cuarto turno general del draft de 2010, la carrera de Colón se ha tardado en despegar. Mientras jugadores como Bryce Harper, Manny Machado y Matt Harvey, tomados entre los diez primeros de ese draft, ya son figuras establecidas, el boricua de 26 años estaba atascado como pieza secundaria de los Reales.

No había jugado desde el 4 de octubre, en la jornada final de la temporada regular, dando un sencillo contra los Mellizos de Minnesota.

Pese a estar en el roster de 25 jugadores de los Reales durante la postemporada, Colón no entró en ningún juego. Era más bien conocido por ser el traductor de Yordano Ventura, el pitcher dominicano de los Reales, cuando le tocaba acudir a la sala de entrevistas antes y después de sus aperturas.

Pero los Reales sabían que Colón iba a aportar en un momento clave.

"Teníamos esa seguridad porque Christian Colón sabía bien sus funciones", dijo George Brett, miembro del Salón de la Fama y actual ejecutivo del equipo. "Un swing compacto. Sabía lo que tenía que hacer. Es un pelotero que maneja los fundamentos, era el individuo perfecto para esa situación".

Colón bateó por Luke Hochevar, el pitcher que acabó con el crédito de la victoria, con un out y el corredor emergente Dyson en tercera. Empalmó un sencillo entre el jardín izquierdo y el central ante Addison Reed, agitando el puño en su avance a la primera base. También anotó en lo que fue un racimo de cinco carreras que acabó de sellar la conquista del primer campeonato de los Reales en 30 años.

"No me sorprendió cuando recibí la oportunidad. Ned me dijo en el inning que iba a batear tercero y que estuviera listo. Él sabía que lo estaba, tenía la confianza de que iba a responder", contó Colón. "Estaba feliz de ver todas esas sonrisas en la cueva, todo el mundo celebrando".

Hace un año, Colón fue descartado del roster de la Serie Mundial, en la que los Reales cayeron en un séptimo juego ante San Francisco.

"Se fracturó un dedo, y no creíamos que podía tirar bien", explicó Yost.

"Este año lo mantuvimos. Y el motivo es que teníamos el convencimiento en la organización de que era un jugador preparado para situaciones límite. Un ganador", dijo Yost. "Y si lo pones en una situación, te va dar todo lo que tiene. Y es especial que haya podido responder esta noche y dar ese enorme hit".

Colón debutó en Grandes Ligas el año pasado y bateó para .333 en 21 juegos. También fue vital en la victoria contra Oakland en el juego de wildcards de la Liga Americana, al conectar un hit para empatar el marcador —también en el 12do inning— robarse la segunda base y luego anotar gracias a un sencillo de Salvador Pérez rumbo a un triunfo 9-8.

Con Alcides Escobar, Ben Zobrist y Omar Infante como fijos en el cuadro interior, Colón encontró difícil abrirse paso, bateando para .290 en 43 juegos.

"Debes esperar por tus oportunidades y lo único que uno puede hacer es seguir trabajando para estar preparado", dijo Colón. "Hay que estarlo mentalmente, en buenos espíritus, sin desanimarse, porque esa es la mitad de la batalla".

Al final, Colón se encargó de conseguir un hit memorable.

"Llevaba un mes sin batear y responde con el hit en el momento más importante de su vida, cumpliendo con su trabajo", dijo Dyson.

Su único lamento fue el que su padre, Elfrin, no pudo estar en el juego en Nueva York. El padre trabaja con una empresa farmacéutica y se encontraba de viaje en Ohio.

Pero su hit quedará grabado en la historia del béisbol puertorriqueño, todo en un año en el que los debuts rutilantes de Carlos Correa y Francisco Lindor —otro par de infielders— hicieron que la isla volviera a vibrar con el deporte.

"Esto es por Puerto Rico, ahí fue donde aprendí a jugar béisbol", dijo Colón. "Ellos (Carlos y Francisco) son unos jugadores tremendos, unas tremendas personas. Es algo que llevamos en la sangre, que somos boricuas, y estamos poniendo la isla en alto y eso es lo que importa".