Cuando se grite ‘playball’ en el octogésimo séptimo Juego de Estrellas de Grandes Ligas esta noche, Francisco Lindor buscará ser el astro que más brille, mientras que Carlos Beltrán quizás juegue entre los mejores por última vez en su carrera.

Por 34 años, el partido ha contado con la participación de al menos un boricua de los cerca de 40 que hicieron acto de presencia en el juego que marca la mitad de la temporada de las Mayores.

Este año, Lindor hará su debut y Beltrán jugará su noveno desafío. Nolan Arenado y Jake Arrieta, de raíces puertorriqueñas, también dirán presente en San Diego.

Los momentos de brillo por los boricuas en el partido se pueden contar con una mano. No obstante, dichos sucesos fugaces no dejan de ser igual de memorables que la actuación de cualquier Jugadorás Valioso del encuentro.

A continuación, un vistazo a los partidos donde la estela de algunos jugadores de Puerto Rico en el clásico de verano fue tatuada para la historia.

Puerto Rico se queda con el canto

La noche del 8 de julio de 1998 será recordada cuando el Juego de Estrellas tuvo en acción a ocho puertorriqueños, la mayor cantidad de representación de la Isla en la historia.

Por la Liga Americana, vistieron los uniformes Sandy Alomar Jr. (Cleveland),  José Rosado (Kasas City) Edgar Martínez (Seattle), Joey Cora (Seattle), Roberto Alomar (Baltimore), Bernie Williams (Nueva York), Iván Rodríguez (Texas). Por la Liga  Nacional, estuvo el receptor Javy López. (Atlanta).

El Nuevo Circuito se llevó la victoria 3-1.  Todas las carreras fueron remolcadas o anotadas por un boricua. La victoria fue para el relevista Rosado.

Alomar Jr., el MVP

De todos los boricuas que aportaron su talento en dicha noche de los noventa, Alomar Jr. fue el que más se destacó.

El receptor, que jugó como local en el Jacobs Field en Cleveland por ser miembro de los Indios, entró en la quinta entrada para reemplazar a Rodríguez detrás del plato.

Con el juego empate 1-1, el salinense conectó un cuadrangular de dos carreras ante el envío de Shawn Estes para definir la victoria de la Liga Americana y llevarse los honores del Jugador Más Valioso.

Repite el otro Alomar

El trofeo de JMV del Juego de Estrella volvió a tener el apellido de Alomar. El nombre, esta vez, fue el de Roberto.

El ahora Salón de la Fama entró a la acción con el uniforme de los Orioles en la segunda entrada en el encuentro de 1998 en Colorado y de inmediato se dejó sentir. Terminó la jornada de 4-3 con tres carreras empujadas, una anotada. También, disparó un vuelacercas solitario en el séptimo episodio contra el también inmortal Trevor Hoffman.

La Americana venció a la Nacional 13-8 con Alomar añadiendo más gloria al apellido de la familia de béisbol. 

Rodríguez también brilló

Si no fuera por Roberto, el premio de MVP quizás lo alzaba 'Pudge'. 

Rodríguez, con la franela de los Vigilantes de Texas,  fue parte de la poderosa ofensiva de la Americana en el partido, conectando tres hits con una anotada, una carrera impulsada y una base robada. 

El cuadrangular de Clemente

El astro Roberto Clemente, uno de los primeros embajadores latinos en las Mayores, tuvo 15 apariciones en el Juegos de Estrellas (1960-72) donde acumuló promedio de bateo de .324. 

No fue hasta 1971, que el carolinense pegó su primer y único jonrón en el partido. 

El bambinazo solitario hacia el jardín central vino en la octava entrada en el Tiger Stadium contra el lanzador de los Yankees Mickey Lolich para convertirse en el primero pegado por un puertorriqueño en un Juego de Estrellas.

Lo curioso del batazo fue ver a Clemente darlo con la pierna derecha en el aire, con todo el peso en la izquierda. 

Empero, la victoria fue para la Liga Americana 6-4. 

El historiador Jossie Alvarado contribuyó con este artículo.