El 14 de octubre de 2003 fue un día fatídico para los fanáticos de los Cachorros de Chicago. El equipo se encontraba a cinco outs de eliminar a los entonces Marlins de Florida en la serie de campeonato de la Liga Nacional, lo que hubiese representado el primer banderín del conjunto desde el 1945 y su primera aparición en una Serie Mundial desde el 1908, la última vez que ganaron el título de las Grandes Ligas.

Sin embargo, la furia de toda una ciudad cayó esa noche sobre los hombros de Steve Bartman, un eterno seguidor de los Cachorros que, en la octava entrada, con un out y con Chicago en ventaja de 3-0, interrumpió una posible atrapada de Moisés Alou en batazo de foul de Luis Castillo que pudo haber sido el segundo out de la entrada.

El resto, como dicen, es historia; los Marlins anotaron ocho carreras en la entrada, ganaron el sexto juego, 8-3, y luego eliminaron a los Cachorros en el séptimo desafío. Florida venció a los Yankees de Nueva York en la Serie Mundial, 4-2, para obtener el campeonato.

Desde entonces han sido muchos los medios de comunicación que han intentado entrevistar a Bartman, pero el eterno fanático de los Cachorros “desapareció” de la faz de la Tierra. Nadie lo ha visto ir a un partido de los Cachorros desde entonces, y aunque ha recibido invitaciones hasta de la organización de Chicago para que asista a un partido, Bartman ha preferido permanecer en el anonimato.

Y hoy, a 12 años del famoso incidente, el periódico The Chicago Tribune publicó una historia en la que habló con Frank Murtha, el agente de Bartman y la figura que se ha encargado de protegerlo y mantenerlo en el anonimato, tal y como él lo prefiere.

De acuerdo a la historia publicada por Kent Babb, Murtha es un veterano agente en el mundo deportivo y su hija estudió con Bartman en la escuela superior. Por ende, ambas familias se han mantenido en contacto y cuando Bartman lo contactó para pedirle un favor, Murtha aceptó.

Bartman quería recobrar su anonimato y vivir el resto de su vida tranquilo, así que Murtha se ha encargado, desde entonces, de protegerlo de los constantes pedidos de entrevistas y apariciones públicas con las que es bombardeado.

“Él no es el tipo de persona o personalidad que quiere o desea atención, y mucho menos después de lo que ocurrió. Nada ha cambiado mucho y su único deseo es que todo esto termine en algún momento”, indicó Murtha.

El veterano agente explicó que el interés de los medios, y el odio de los fanáticos, ha disminuido poco desde aquel 13 de octubre de 2003. A modo de ejemplo, los pedidos de entrevistas usualmente aumentan para este periodo de tiempo. Hace unos años atrás, un autor se comunicó porque estaba interesado en producir una obra de teatro sobre el incidente.

En otra ocasión, los organizadores de un evento de firmas de autógrafos le ofreció a Bartman $25,000 para asistir y estampar su firma en una fotografía del incidente; Bartman declinó la invitación, al igual que la invitación que le extendió la organización de los Cachorros para ser un invitado de honor en uno de sus partidos en el Wrigley Field.

Ahora que los Cachorros adelantaron a la serie de campeonato de la Liga Nacional al eliminar a los Cardenales de San Luis, quizás los fanáticos finalmente perdonen a Bartman.