“No recuerdo”, dijo Rodríguez a su regreso a Arizona el pasado sábado. “Lo más que recuerdo es dormir como cuatro horas y media en una buena noche”, contó entre risas a Primera Hora.

Hasta el sábado, el ajetreado itinerario perseguía a Rodríguez, después de una intensa jornada de 18 días, que arrancó el 6 de marzo en Arizona con la llegada de los jugadores del conjunto a las sesiones de entrenamientos y que terminó la noche del pasado jueves en el Centro de Convenciones ante miles de fanáticos boricuas que les recibieron con pasión y orgullo tras el subcampeonato alcanzado en el Clásico Mundial de Béisbol con 7-1.

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El viernes, el descanso fue a medias. Una visita al médico fue necesaria. “Mi doctor me vio por televisión en la caravana del jueves y me dijo que tenía que pasar por su oficina. Fui (el viernes) y me dio una buena dosis de vitaminas para recuperarme. Estaba muy cansado y ahora me espera una temporada en las Menores. Tenía que reponerme”.

Y el pasado sábado viajó de regreso a Arizona para reintegrarse a sus funciones como dirigente de Liga Menor con la organización de los Padres de San Diego. Fue otro día largo. “Han sido días muy cargados”, admitió.

Pero el sacrificio de los últimos 18 días valió la pena. El ponceño acaba de atravesar la experiencia más gratificante e importante durante una carrera de 37 años en el béisbol profesional. Dirigió a un equipo que llegó sin derrotas al juego final ante Estados Unidos y que repitió el subcampeonato conquistado en la edición 2013. Y otro detalle relevante: estuvo al frente de un combinado que, prácticamente, paralizó al país con sus ejecutorias sobre el diamante en México, San Diego y Los Ángeles.

Rodríguez fue parte de la principal historia de la Isla en las últimas casi tres semanas. Y él lo disfrutó al máximo en primera fila desde el ‘dugout’.

Después de la ‘locura’ vivida en estas semanas, Rodríguez, de 56 años, conversó con Primera Hora y repasó lo acontecido en el pasado torneo.

Al mirar atrás y ver todo lo que sucedió con el equipo en el Clásico y el impacto que tuvo en el pueblo puertorriqueño, ¿cómo puedes describir lo vivido como timonel del combinado?

Sin duda, esta ha sido la mejor experiencia de mi carrera. Más allá de haber sido el primer dirigente boricua en las Mayores (con Florida) y más allá del primer subcampeonato en el 2013, este torneo ahora está en el ‘top’ de la lista. Ha sido la mejor experiencia. Me sentía como un fanático con la mejor silla del parque.

¿Cuán diferente fue esta experiencia a la del 2013?

Son bien diferentes, aunque el resultado fue el mismo con un subcampeonato. Las expectativas eran diferentes. En el 2013, literalmente, íbamos un pitcheo a la vez para ver hasta dónde podíamos llegar, pero ahora en el 2017 sabíamos que teníamos el talento para llegar hasta lo último. Era cuestión de mantener motivado al grupo.

¿En qué momento del torneo te percataste de que la actuación del equipo estaba capturando toda la atención del pueblo en Puerto Rico?

Entiendo que fue después del juego ante Dominicana. Ahí fue cuando el fanático pensó que esto iba en serio. Dominicana tenía un trabuco y después de ese juego, se desató una gran euforia.

Eres una de las figuras deportivas del país que está activo en las redes sociales. ¿Qué te pareció la reacción del público en estos días?

Siempre le doy una ojeada (a las redes) buscando primeramente alguna interacción de los muchachos. Ver que nadie se salga de orden. Y a la misma vez poder leer los comentarios positivos de la gente siempre ayudan. 

Antes de comenzar el Clásico siempre se habló de un paso de batón entre la generación de Yadier Molina, Carlos Beltrán y Ángel Pagán a la de Carlos Correa, Francisco Lindor y Javier Báez. ¿Puedes afirmar que así aconteció no solo por lo sucedido dentro del terreno, sino también en el camerino?

Se vio la madurez de los jóvenes para manejar la química del Equipo Nacional. Se vio desde que salimos de México en la primera ronda. Incluso, Yadier y Beltrán, en ocasiones, se echaban a un lado y los dejaban a ellos al frente del equipo. Fue algo que se dio de manera natural.

¿Cómo podrías describir el trabajo de Yadier con su liderazgo y entrega en el terreno?

Yadier es el corazón del equipo. Según latía el corazón de Yadier, latía el corazón del equipo.

Después de una corrida de ensueño hacia a la final, llegó la primera derrota ante Estados Unidos por el título. ¿Cómo puedes explicar lo acontecido en el revés 8-0?

El dominio de Marcus Stroman fue la diferencia. Después que enfrentó por primera vez a la alineación completa, ya uno decía: ‘está encendío’. Nos dominó. Eso fue todo.

En tu discurso en el aeropuerto tras el arribo del equipo, mencionaste que “cada país tiene derecho a ser independiente” y también agregaste que “vimos soberanía sobre el terreno”. ¿Es Edwin una persona que no esconde sus convicciones?

Fue un mensaje espontáneo. En mi casa, mi hermano es independendista y mi papá era estadista, y siempre se nos habló de tener convicción. Y votábamos de acuerdo a nuestras convicciones sin ningún tipo de influencia. Y así he criado a mis hijos.

También llamó la atención el señalamiento que hiciste de que Major League Baseball (MLB) aportaba “migajas” al desarrollo del béisbol en la Isla, cuando MLB es parte de la junta de directores de la Puerto Rico Baseball Academy & High School en Gurabo, la cual dirigiste hasta este año.

El pasado año se publicó una noticia de que MLB y la Asociación de Jugadores decidieron aportar $5 millones en cinco años al desarrollo del béisbol luego de haber suspendido los juegos de las Grandes Ligas y habernos quitado la sede del Clásico. Para una industria billonaria son migajas. El pasado año, MLB recibió $140 millones que no tenía en el presupuesto por la firma de jugadores cubanos y dijeron que ese dinero iba destinado al desarrollo del béisbol internacional. Si hay $140 millones y MLB nos da $2.5 millones (porque la otra mitad la da la Asociación) son una migaja para un país que ha aportado tanto. Y lo digo con datos.

¿No crees que dichas expresiones pueden afectarte para un posible retorno como dirigente en las Mayores?

Realmente no lo sé y no me preocupa. Me fui del equipo de Florida (como dirigente) después de decirle algunas cosas al presidente (David Samson) al considerar que le estaba faltando el respeto al pelotero latino. Aquella vez lo dije sin ninguna preocupación y ahora tampoco me preocupa.

¿El racismo contra los latinos continúa vigente?

El prejuicio está latente y es hasta más peligroso. El racismo de antes era obvio, pero ahora está escondido y es más peligroso.

También denunciaste públicamente que MLB no quería otorgarle el permiso a los jugadores para viajar a la Isla y participar de la caravana.

Antes del juego hablamos con ellos y se estaban oponiéndose. No creían que era posible que íbamos a celebrar con una caravana si perdíamos la final. Lo veían como algo ridículo.

¿Alguna organización no le autorizó a algún jugador viajar a la Isla?

No sabría decirte directamente de un caso, pero sí hubo mucha presión. Y vi a muchos jugadores entusiasmados para venir y luego no lo estaban.

Has confirmado que no estarás como técnico en los Centroamericanos ni en los Panamericanos del próximo ciclo olímpico. ¿Pero existe una posibilidad de que regreses para la edición de 2021?

Siempre me gustaría, pero creo que otra persona debe tener esta experiencia. Hay otros talentos que deben pasar por esta experiencia. 

De tu staff de trabajo en este Clásico, uno de los debutantes fue el extoletero Juan ‘Igor’ González. ¿Cómo fue la experiencia con él?

Me sorprendió lo que vi de Igor como coach. Lo vi más maduro y tuvo un impacto bien positivo en Carlos Correa. Al principio, Carlos estaba demasiado serio y tenso. Igor lo enseñó a relajarse y a disfrutar el viaje. Correa estuvo bien cerca de Igor en todo el torneo. Los muchachos bromeaban con Correa para que los Astros lo firmaran.

Finalmente, nunca te contagiaste con la fiebre #TeamRubio.

Ni para pintarme el pelo ni para usar una peluca (sonríe).