A un mes de distancia, Joe Espada no tiene dudas al mencionar que el Clásico Mundial de Béisbol del 2017 fue la mejor experiencia de su vida en el béisbol.

Por segunda edición consecutiva, el exjugador, dirigente y coach de tercera base estuvo controlando el semáforo en el tercer saco para el equipo de Puerto Rico. Y aunque en la edición del 2013 también Puerto Rico obtuvo plata, la de este año tuvo un sabor especial.

“Trabajar con ese talento fue un sueño. Tuve la oportunidad de trabajar con tres de los mejores que hay en cada una de sus posiciones en el juego hoy día: Carlos Correa, Francisco Lindor y Javier Báez”, manifestó el coach de tercera base de los Yankees de Nueva York. “Son elite, son los mejores, en mi opinión, y estar con ellos por tres semanas y verlos trabajar, y observar cómo ayudan a un equipo en ambas facetas de juego, la ofensiva y la defensiva, ha sido mi mejor experiencia en el béisbol”.

El también dirigente de la liga invernal dijo que el privilegio de representar a su país fue doblemente placentera al tener a esos tres jugadores en el infield “con lo mucho que me gusta a mí la defensa del cuadro interior. Ver a esos tres peloteros de la manera en que ellos lo hacen, me dejó como si fuese un niño en una tienda de dulces. Fue una experiencia única. Aprendí y la disfruté muchísimo”.

Dijo que le impresionó sobremanera la capacidad y la facilidad con que Correa jugó tercera base cuando nunca lo había hecho, lo que, en su opinión, dejó ver la clase de atleta que es.

Pero eso no fue todo, pues otro punto alto en la carrera de Espada fue sentarse en el ‘coaching room’ y escuchar y ver la cantidad de información y de experiencia que estaba disponible para los coaches y jugadores, preparada por coaches veteranos como Carlos Delgado, Carlos Baerga, Juan ‘Igor’ González, Ricky Bones, José Molina, Tony Valentín y el dirigente Edwin Rodríguez.

“Todo eso ayudó a que llegaramos hasta donde llegamos. Preparamos a esos muchachos tan bien. El pitcheo estaba cubierto. La defensa estaba cubierta. Igor con Carlos Delgado y el bateo estaba cubierto”, dijo.

Para finalizar resaltó las interacciones que pudo ver entre los coaches y los propios jugadores.

“Escuchar a Igor hablarle a Carlos Correa sobre sus experiencias, sobre qué hacía él en cierto conteos o cuando se enfrentaba a cierto lanzador. Las conversaciones que tuvieron en esas tres semanas las van a llevar en su corazón por el resto de su vida porque fueron momentos en que nos unimos como país y como equipo y sé que ellos están preparados para el próximo Clásico, que me parece que va a ser mucho mejor”, finalizó.