Todos los estadios de béisbol de las Grandes Ligas cuentan con, al menos, un elemento arquitectónico distintivo, como la paredes de ladrillo cubiertas de yedras que componen la verja de los jardines en el Wrigley Field de los Cachorros de Chicago o, en la era moderna, el techo retractable y la piscina detrás del jardín central-derecho del Chase Field, hogar de los Diamondbacks de Arizona.

Sin embargo, pocos estadios pueden alardear de contar con una de las paredes más famosas en el béisbol, y en todo el mundo, como lo es el Monstruo Verde (Green Monster), la verja que, por décadas, ha privado a muchos bateadores de agenciarse cuadrangulares por el jardín izquierdo del histórico Fenway Park, guarida de los Medias Rojas de Boston.

La icónica pared, que mide 37 pies y dos pulgadas de alto y que está a apenas una distancia de 310 a 315 pies del plato, formó parte de la construcción original del Fenway Park que se completó en el 1912. La estructura original de la pared de madera fue cubierta con estaño y concreto en el 1934. El muro recibió otra actualización en el 1976, cuando su superficie fue cubierta con plástico.

Sin embargo, la pared no fue pintada con su tradicional color verde sino hasta el 1947, por lo que su apodo del Monstruo Verde no llegó sino hasta esa temporada; anterior al 1947, la estructura tenía el sencillo nombre de “La Pared”.

La construcción del Monstruo Verde tuvo un propósito práctico, pues se edificó tanto para esconder la acción en el terreno de juego de personas fuera del estadio como para proteger el jardín izquierdo de bombos poco profundos o líneas que se podían convertir en cuadrangulares debido a la corta distancia entre la pared y el home plate.

Sin embargo, un efecto secundario de la altura de la pared es el hecho de que muchos bateadores de poder prefieren batear al predio izquierdo en busca de la posibilidad de conseguir un doble, pues cuando la bola choca con la pared provoca rebotes inusuales que dificultan la labor del jugador defensivo. No obstante, conectar cuadrangulares sobre la gigantesca pared no es algo común.

El Monstruo Verde de por sí es reconocido a nivel mundial, pero la pared también alberga una de las pocas pizarras de anotaciones manuales que sobreviven en los parques de Grandes Ligas. La pizarra, que ocupa toda la parte inferior de la estructura, fue completada en el 1934 y, al sol de hoy, es actualizada mediante la labor de tres anotadores que trabajan detrás de la pared. Mientras, en el 2004 la nueva gerencia del equipo ordenó la construcción de 274 asientos encima de la pared.

La historia del Monstruo Verde ya forma una parte tan importante de la historia de los Medias Rojas que, inclusive, el parque que utiliza el equipo durante los entrenamientos primaverales, el JetBlue Park en Fort Myers, Florida, tiene una réplica de la pared, con todo y pizarra de anotaciones manual. Como si fuera poco, el Fluor Field, hogar de los Drive de Greenville, filial clase A de los Medias Rojas, tiene las dimensiones exactas del Fenway Park.