FILADELFIA.- Competidor intenso cuando subía al montículo, Roy Halladay también era una persona generosa y gentil fuera del terreno de juego. 

El estelar lanzador amaba a su familia, el béisbol y volar. 

La pasión de Halladay por pilotear aviones le costó la vida el martes, cuando su aeronave privada se estrelló en el Golfo de México. Tenía 40 años. 

Ex compañeros, entrenadores y fanáticos lamentaron la pérdida del querido ex jugador, que era famoso por su incansable dedicación al trabajo. Casi todos los recuerdos comenzaban con una historia sobre el programa de entrenamiento de Halladay. 

El pitcher incluso se esforzaba más que Chase Utley, su ex compañero en los Filis de Filadelfia y también famoso por sus rigurosos entrenamientos. 

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Ambos jugadores forjaron una estrecha amistad cuando Halladay fue canjeado a los Filis antes de la temporada de 2010. Utley recordó cuando le presentaron al pitcher en las instalaciones de pretemporada del equipo en Clearwater, Florida. 

“Me duele el alma al escribir esto”, publicó Utley en Instagram. “Todavía recuerdo el día que nos conocimos. Eran las 5:45 a.m. del primer día de la pretemporada cuando llegué (a las instalaciones). El ya estaba terminando de desayunar, y su ropa estaba empapada. Le pregunté si estaba lloviendo cuando llegó. Se rio y dijo, ‘no, es que acabo de terminar mi entrenamiento’. En ese momento supe que él era especial. Gracias Roy por permitirnos ser testigos de lo que se necesita para ser el mejor. Todos te extrañaremos”. 

El ex compañero Cole Hamels, ahora lanzador de los Rangers de Texas, se sumó al director de la junta de los filis, David Montgomery, en el estadio de Filadelfia para recordar a Halladay. Los fanáticos colocaron fotos, velas y notas afuera del estadio para homenajear al pitcher, quien jugó cuatro años con los Filis después de vestir el uniforme de los Azulejos de Toronto durante 12 temporadas. 

“Hacía todo con un propósito”, dijo Hamels. “Creo que te das cuenta que tienes una ventaja muy breve en la vida para hacer algo grandioso, así que tienes que aprovecharla al máximo. Y él lo hizo. Nos hizo elevarnos a un nivel que a veces ni siquiera pensábamos que podíamos alcanzar. Hizo que todos fuésemos mejor”. 

Halladay ganó un Cy Young en cada liga y lanzó un juego perfecto y un no-hitter en su primera salida en la postemporada, ambos en el mismo año que llegó a los Filis. El derecho ganó al menos 20 partidos en tres ocasiones, y se retiró con marca de 103-105 y 3.38 de efectividad. 

Le sobreviven su esposa Brandy y sus hijos Ryan y Braden. 

“Un pitcher estelar. Una persona estelar. Un padre y hombre de familia estelar”, resumió Montgomery. 

Halladay fue instructor invitado de los Filis en los campos de entrenamiento y tenía su propia oficina en las instalaciones. 

“Sin duda que hubiese aportado más al béisbol, por el amor que sentía por este deporte”, dijo Montgomery. “Su compromiso con su familia lo mantuvo donde estaba por los últimos años. Tuvimos varias conversaciones sobre su futuro en el deporte. Pero él sólo decía, ‘quiero hacerlo, pero debe esperar. Debe esperar ahora mismo por mi familia’”. 

Halladay era el coach de lanzadores en la Escuela Secundaria Calvary Christian, y también entrenaba a otro equipo juvenil. 

Halladay forjó vínculos especiales con todos sus compañeros, e incluso regaló relojes de lujo a todos sus compañeros y personal de los Filis después de su juego perfecto. El estadounidense tenía una relación especial con el ex cátcher de los Filis, Carlos Ruiz. 

“Roy es uno de los mejores lanzadores con quienes jugué, pero era incluso una mejor persona y amigo”, recordó el panameño. “Yo quería ganar incluso más por él que por mí. Lo extrañaré mucho. Mis condolencias para su familia y sus seres queridos, y para todos aquellos que, como yo, lo admiramos”.