El legendario narrador Felo Ramírez, miembro del Salón de la Fama del Béisbol y la potente voz que inmortalizó con una descripción perfecta, emotiva y repleta de orgullo el momento del hit 3,000 de Roberto Clemente en el Three River Stadium de Pittsburgh en el 1972, falleció hoy a la edad de 94 años.

Natural de Cuba residente de Puerto Rico por más de medio siglo, Ramírez convalecía hace unos meses luego de sufrir una caída en Delaware mientras intentaba abordar el bus de los Marlins de Miami, novena de quien era la voz oficial en español desde el 1993 y que hizo pública la noticia de su deceso.

En su largo historia trabajó como narrador deportivo en 32 Series Mundiales del Béisbol y 40 Series del Caribe. En Puerto Rico, por su parte, fue voz de diferentes novenas incluyendo a los Leones de Ponce, Criollos de Caguas, Cangrejeros de Santurce y Senadores de San Juan. También trabajó en Venezuela, su Cuba natal y México. Presentó además peleas de título mundial en el boxeo, incluyendo presentaciones del gran Muhamad Alí.

Ramírez llegó a Puerto Rico junto a una oleada de periodistas cubanos que salían de Cuba en tiempos de la revolución que inició Fidel Castro. Otros que le acompañaron fueron Ramiro Martínez, René Molina, Fernando Heydrich y Rai García. Fue un grupo de profesionales que llegó a la Isla y no solo vino a trabajar sino que influenciaron a toda una generación de escritores y productores deportivos. Por su gran paso por esta Isla fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte Puertorriqueño y se le creo una estatua de imagen viva en el Museo del Deporte de Guaynabo, entre otros reconocimientos.

Generaciones conocieron a Ramírez junto a Buck Canel en la transmisión de la Cabalgata Deportiva Gillette, un programa que reportaba semanalmente de actividades deportivas por diferentes partes del mundo.

Entre sus grandes momentos detrás del micrófono, Ramírez narró el hit 3,000 de Roberto Clemente, inmortalizando el momento con la frase 'Lo logró, lo logró. Como él lo quería', esto en el contexto que al pelotero boricua le habían negado un hit anterior con una designación de error.

Pero no fue el único gran momento que Ramírez inmortalizó en español. Trabajó también el Juego Perfecto de Dan Larsen en la Serie Mundial del 1956 así como el cuadrangular 715 de Hank Aaron que rompió el récord de Babe Ruth, entre otros grandes momentos del juego.

Aunque siempre conservó un amor por su patria, Ramírez también fue fiel a Puerto Rico, su segunda casa, y lugar donde residió hasta hace unos años atrás, pues era un lugar también amado por su fenecida esposa Fela. Por su avanzada edad, ya en la última parte permaneció residiendo en Miami, Florida. Nunca quiso retirarse y los Marlins le honraron manteniéndole en el micrófono del equipo incluyendo hasta en los viajes por las diferentes ciudades de los Estados Unidos.

Ramírez nació el 22 de junio de 1923 en Bayamo, Cuba. Jugó segunda base en el béisbol juvenil de su país y soñaba con ser profesional, pero cuando vio que su talento no era de tal nivel se puso a narrar los juegos de sus compañeros utilizando un micrófono y un amplificador. Luego en el 1945 comenzó a trabajar en Radio Salas en La Habana, Cuba, desde donde partió hacia el exterior en medio de la revolución cubana.

Nunca tuvo hijos, pero generaciones del béisbol le han respetado y cientos de narradores y periodistas le ofrecieron en su ancianidad y a través de los años el cariño que le brindan los hijos a los padres.

En su mensaje de exaltación al Salón de la Fama en el 2001, Ramírez dejó saber que sentía sumo orgullo por haber seguido los pasos de Canel y de otros compatriotas como Martín Dihigo, Tany Pérez y a hermanos latino americanos como Roberto Clemente, Orlando Peruchín Cepeda, Juan Marichal, Luis Aparicio y Rod Carew a Coopertstown.

Lamentó entonces que no podía compartir tan gran momento con sus seres queridos en su patría, y dijo que tenía la esperanza que antes de su muerte pudiera regresar a narrar béisbol en su Cuba Libre.