Y escaló a tales niveles que sus gritos de “¡Lo logró!” describieron y siempre estarán atados a uno de los momentos más trascendentales de nuestra historia deportiva: el hit número 3,000 del inmortal Roberto Clemente.

El legendario locutor integrante del Salón de la Fama de Cooperstown falleció el lunes en la noche en Miami a los 94 años, luego de meses de intentar recuperarse de las lesiones sufridas durante una caída que sufrió en abril mientras viajaba con los Marlins, de quienes era narrador oficial en español desde el 1993.

“Felo es una una parte muy importante del béisbol de Puerto Rico y de Latinoamérica. Por eso está en el Salón de la Fama de Cooperstown, y que un narrador latino esté allí, es bien difícil de conseguir”, dijo el historiador de béisbol, Jorge Colón Delgado, al explicar que además están el ecuatoriano y activo narrador de los Dodgers de Los Ángeles, Jaime Jarrín, y el inseparable compañero de Ramírez en la Cabalgata Deportiva Gillette, el argentino Eloy ‘Buck’ Canel.

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Tanto Colón Delgado, como otras figuras del béisbol boricua coincidieron ayer en la importancia y la grandeza de Ramírez, cuya carrera también fue inmortalizada con una estatua de tamaño real en el Museo del Deporte de Puerto Rico, aparte de que pertenece al Salón de la Fama del Deporte Puertorriqueño. 

Ramírez fue parte de una oleada de cronistas cubanos que hicieron de Puerto Rico su segundo hogar a mediados de la década de los 60 junto a figuras como Ramiro Martínez, René Molina, Rai García y Fernando Heydrich.

Ramírez residió en Puerto Rico durante parte de cuatro décadas y visitaba la Isla constantemente.

“Esos cubanos vinieron y revolucionaron. La experiencia que trajeron y lo que aportaron fue increíble”, prosiguió Colón Delgado.

“Crecí con un recuerdo bonito de Felo y Ramiro. Los viernes por la noche, por WKAQ, ellos recreaban el juego de la semana. Ellos usaban hasta efectos de sonido cuando venía el batazo y como era algo que recreaban (no era en vivo, sino siguiendo la libreta de jugadas), se podían extender y adornarlo como quisieran. Cuando terminaba la entrada tú los podías llamar para hacerles preguntas o ellos las hacían y quien llamara y contestara ganaba premios. Hicieron tanto por el béisbol de aquí y de Latinoamérica”, dijo Colón Delgado.

Para el dirigente Max ‘Mako’ Oliveras, la historia de Ramírez es parecida a la de Atanasio ‘Tany’ Pérez, expelotero cubano también integrante de Cooperstown.

“Él (Ramírez) venía ya con su fama, pero fue aquí que se acentuó. Y lo más grande es que fue afortunado en poder narrar el hit 3,000 de Clemente. Él estuvo allí y eso será indeleble en nuestra historia”, expresó Oliveras.

“Tuve la oportunidad de trabajar con él en cabina cuando me invitaban a comentar en Series del Caribe y aprendí muchísimo. Su estilo era único, pues te transportaba. Escuchabas el radio y sentías que estabas en el parque. Pocos tiene ese don”, dijo Oliveras.

“Tenemos cuatro hall of famers, pero siempre digo que son seis, porque a Tany y a Felo también hay que incluirlos”.

Luis Rodríguez Mayoral, extrecho colaborador de Ramírez y Martínez, tuvo también palabras de elogios para quien describió como su amigo.

“Conocí a Felo en 1969 en San Juan. Estoy un poco afectado porque a través de los años entre nosotros existió un grado de hermandad, y cuando pierdes a alguien que quieres y respetas, eso te jamaquea emocionalmente. Él hizo de Puerto Rico su segunda casa y tuvo un historial precioso. Fue un periodista justo, engrandeció el juego y le dio lustre a la clase periodística en Estados Unidos e internacionalmente”, 

Desde las década de los 40, Ramírez era reconocido por ser parte de la Cabalgata Deportiva Gillette, programa con el que cobró reconocimiento junto a Canel y que se transmitió en sobre 200 radioemisoras de América Latina.

Además de haber narrado juegos de los Criollos de Caguas, Leones de Ponce, Cangrejeros de Santurce y Senadores de San Juan, narró 32 Series Mundiales y 40 Series del Caribe.

El expresidente de la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico, Joaquín Monserrate Matienzo, se describió como estremecido por la noticia.

“Hizo su nombre en Cuba y aquí lo selló. Fue siempre un caballero del deporte, fino, educado, conocedor”, indicó.

Además de narrar momentos importantes, también ayudó a crear algunos, ya que según Monserrate Matienzo, en una Serie del Caribe efectuada en la Isla, dedicada a Rubén Gómez, Ramírez proveyó una grabación suya narrando una blanqueada de Gómez, quien lanzaba para los Gigantes de Nueva York, sobre los Dodgers, evento que luego Gómez describió como uno de los más emocionantes de su vida.

“Fue una piedra de cohesión para del deporte puertorriqueño y latinoamericano. Era una figura internacional y su presencia enalteció todos los micrófonos ante los que hizo aparición. He perdido a uno de mis grandes amigos del deporte”, finalizó Monserrate Matienzo.