Muchos muchachos crecen como peloteros en el parque de pelota de Las Lomas en San Juan, y en otros diamantes alrededor de la Isla. La mayoría no llega a las Grandes Ligas, pero eso no significa que, a la larga, se puedan hacer profesionales. 

El  maestro Luis Atilano, padre, el abogado Eduardo Ferrer y el músico Furito Ríos crecieron con el béisbol en Las Lomas. Mientras, el naranjiteño Edwards Guzmán sí tuvo la oportunidad de jugar Grandes Ligas,   y hoy día sigue allá arriba y puede contar cuántas oportunidades profesionales hay dentro de las oficinas de una organización de Grandes Ligas.

Estos cuatro individuos, hoy adultos, pueden ser la prueba para cientos de peloteros jóvenes de que se debe planificar como alternativa un mañana paralelo a su sueño de llegar a las Grandes Ligas porque, lamentablemente, la gran mayoría nunca llegará a tomarse un café en las Mayores.

“Una organización de Grandes Ligas le da trabajo a muchos (en las ligas menores), pero en realidad los que van a llegar a las Grandes Ligas son 40 cada cinco años. Les puede pasar como me sucedió a mí, que tuve que dejar el béisbol, pero me hice maestro y cumplí mi labor social durante de 31 años de servicio”, contó  Atilano. 

Ferrer fue otro que salió de Las Lomas. Fue segunda base allí, y recibió una beca para jugar y estudiar en la Universidad de Florida International, que juega en la NCAA. Tras cumplir su elegibilidad, firmó con los Angelinos  de Anaheim y a los 23 años estaba en la Clase A baja.

Un día de campamento primaveral le dieron la noticia, para la que estaba preparado.

“Abrí el casillero y salió una tarjeta roja, lo que quiere decir que me dieron la libertad. Los coaches se reunieron conmigo y me dijeron que tenían trabajo para mí en Milwaukee. Yo les dije que me enviaran para casa, porque estaba preparado mentalmente para seguir mi camino en otro lares porque entendía que a los 23 años mi carrera iba a terminar en las ligas menores”, contó.

Hoy día, Ferrer es abogado con una práctica privada.

El béisbol de la NCAA de División 1 tiene más de 300 instituciones con programas de béisbol,  y  pueden ofrecer hasta 12 becas por equipos. Otras divisiones pueden  ofrecer hasta más becas por equipos. Inclusive, algunas organizaciones de Grandes Ligas ofrecen becas universitarias  como parte de sus paquetes de ofertas a jugadores aficionados.

Por su parte, Ríos  contó que era bueno en Las Lomas cogiendo la pelota en segunda base y sacando en primera. Era un jugador pequeño, como  José Altuve. También era bueno en la música y estudiaba en Escuela Libre de Música.

Siguió estudios musicales, y hoy día es un reconocido saxofonista de jazz en Puerto Rico. Aunque nunca comenzó el camino hacia las Mayores, agradece a la pelota la disciplina que aprendió dentro del diamante.

“Lo más que saque de mi estadía aquí”, dijo, señalando al terreno de Las Lomas, “fue la disciplina, que sirve para todos los renglones de la vida, ya seas ingeniero, abogado, doctor, piloto. La disciplina me la llevé y me ha servido hasta ahora y me seguirá sirviendo”, dijo.

Hay más oportunidades fuera del terreno 

Otros han tenido la suerte de jugar en Grandes Ligas.  Guzmán, tercera base y receptor,  fue uno de esos con los Gigantes de San Francisco. Salió de Naranjito hacia las Grandes Ligas y tuvo también una destacada carrera en la pelota profesional de Puerto Rico. 

Jugó tres temporada, siendo la última en el 2003, y este año debutó como escucha de los Cachorros de Chicago. Ahora,  se ha dado cuenta de cuántas oportunidades de trabajo hay en las organizaciones de Grandes Ligas, como la suya.

Por nombrar algunas, Guzmán dijo que hay oportunidades de trabajo en el equipo médico de las novenas,  informática y  estadísticas para eso peloteros que quieren seguir una carrera dentro del béisbol.

“Se que la organización ha dicho de seguir (velando) a un muchacho porque puede ser buen  gerente”, dijo Guzmán. 

De hecho, hay un listado de ofertas de trabajo por organización en las Grandes Ligas. Baltimore, por ejemplo, ofrece posiciones en informática, mientras las Yankees tienen espacios para trabajos gerenciales en su estadio. Los Marlins tienen disponibilidad en ventas y mercadeo, y los Rockies en ingeniería.