Desde 1942 al presente, 321 puertorriqueños han jugado béisbol en las Grandes Ligas, pero solamente tres están en el Recinto de los Inmortales. A continuación recordamos quienes son esos estelares con algunos datos importante de sus carreras y las marcas que le ganaron el pase a Cooperstown.

En el círculo de espera

Edgar Martínez ha sido elegible para el Salón de la Fama desde el 2010, pero se ha quedado lejos del mínimo de 75% requerido para entrar. Se proyecta que este año tendrá un aumento sustancial que podría llegar a 67%. Martínez ha sido ‘castigado’ por jugar la mayoría de su carrera como bateador designado. En ese rol ganó dos títulos de bateo de la Liga Americana en los años 1192 y 1995. En su carrera de 18 campañas bateó para promedio de por vida de .312 con 309 jonrones, 514 dobletes, y 1,261 RBI.

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Roberto Alomar

Es universalmente reconocido como uno de los mejores intermedista de los todos los tiempos. Durante su carrera ganó más Guantes de Oro que cualquier otra segunda base de la historia (10). Su nombre apareció en la boleta por primera vez en el 2010. Sin embargo, los cronistas no lo validaron, presuntamente por el incidente de su carrera en el que escupió en el rostro al árbitro John Hirschbeck. Por ello, se quedó corto por ocho votos (73.7%). Pero en el segundo año obtuvo el favor de 90%. En su carrera de 17 campañas bateó .300 de por vida con 2,724 hits, 210 jonrones, 1,508 carreras anotadas y 1,134 remolcadas.

Roberto Clemente

El legendario guardabosque de los Piratas de Piitsburgh fue exaltado en 1973 mediante una selección especial. Los cinco años mandatorios de espera fueron obviados y Clemente fue escogido en 92.7% de las boletas de los cronistas. Se convirtió se convirtió en el primer puertorriqueño que recibe el alto honor de ocupar un lugar en el Recinto de los Inmortales. Entre sus múltiples logros como pelotero, Clemente conectó 3,000 hits, fue 12 veces elegido al Juego de Estrellas y ganó 12 Guantes de Oro. Ganó títulos de bateo en la Liga Nacional en los años 1961, 1964, 1965 y 1967, y fue Jugador Más Valioso de la misma liga en el 1966.

Orlando Cepeda

Durante los 15 años que estuvo en las  boletas, no recibió el requerido 75% de los votos de los cronistas.  En 1994, en su última oportunidad, Cepeda alcanzó el 73.5%. Tuvo que esperar cinco años para entrar  mediante el Comité de Veteranos en 1999 para ser el segundo boricua en Cooperstown. En su carrera de 17 temporadas bateó de por vida para promedio de .297 con 379 jonrones y 1,365 RBI. Fue Novato del Año de la Liga Nacional en el 1958 y Jugador Más Valioso de la misma liga en el 1967.