Pittsburgh. El famoso hit 3,000 de Roberto Clemente es una de las hazañas más memorables en la historia de los Piratas de Pittsburgh, solo comparable con el cuadrangular de Bill Mazeroski para ganar la Serie Mundial de 1960 y, quizás, los cinco campeonatos de la organización, en dos de los cuales estuvo el astro boricua en uniforme.

El doblete que conectó Clemente para convertirse, en aquel entonces, en apenas el undécimo jugador en las Mayores en alcanzar tal cifra sigue siendo uno de los momentos más emblemáticos del béisbol en general.

Pero en Pittsburgh, cuando se habla de Clemente, incluso, la gesta pasa a un segundo plano. Aquí, en donde moldeó su carrera de 18 temporadas, es más grande el ser humano que el pelotero.

Cuatro décadas después de su hazaña, el hit 3,000 en Pittsburgh todavía es visto como un gran logro, pero no se compara con el ser humano que fue el boricua.

“La imagen de Clemente sobre la segunda base luego de conectar el hit 3,000 en el Three Rivers Stadium es uno de los momentos más importantes en nuestra historia. Lo que es el hit 3,000 de Clemente y el cuadrangular de Bill Mazeroski son recuerdos que vivirán para siempre en Pittsburgh”, manifestó Terry Rodgers, coordinador de comunicaciones de los Piratas de Pittsburgh.

“(Pero) cuando hablas con la gente que lo conoció, como mis padres, por ejemplo, siempre se referían a Clemente como un gran hombre. No fue solo un gran pelotero. Fue un gran ser humano”, agregó.

La lista de reconocimientos que ha tenido Clemente gracias a su labor comunitaria tanto en Pittsburgh como en Puerto Rico es interminable.


Desde 1973, las Grandes Ligas entregan el premio Roberto Clemente a un pelotero que mejor ejemplifique el compromiso con el deporte, su envolvimiento con la comunidad y su aportación individual al equipo y a la humanidad.

Un año después de su muerte, Clemente fe galardonado con la Medalla de Oro del Congreso (Gold Congressional Gold Medal Award) y la primera Medalla Presidencial al Ciudadano (Presidential Citizens Medal). También recibió la Medalla Presidencial de la Libertad (Presidential Medal of Freedom) en el 2002 y fuera de Pittsburgh, donde varias instalaciones llevan su nombre. Otras ciudades como Chicago, Maryland y Detroit también tienen escuelas en honor a Clemente, entre muchos otros reconocimientos a su labor fuera del deporte.

Tanta es la importancia que tiene la obra social de Clemente en esta ciudad y en el equipo de Pittsburgh que, a pesar de se conmemoran los 40 años del hit 3,000, la organización optó por celebrar por separado su acostumbrado Día de Roberto Clemente y no incluirlo en las actividades relacionadas con el aniversario de la gesta.

Anualmente, la organización de los Piratas selecciona un día en honor al astro boricua, en el que no solamente reconocen a varios de sus jugadores del equipo mayor, sino que además homenajean a peloteros de su finca por sus compromisos con las causas nobles.

Este año, la celebración del Día de Roberto Clemente se llevó a cabo hace dos semanas y se extendió por dos días. Además de los reconocimientos a sus talentos, varios jugadores de los Piratas visitaron una escuela elemental a la que le donaron equipo escolar para beneficio de sus estudiantes.

“El Día de Clemente regresamos a las comunidades para brindarles ayuda y, de esa manera, intentamos rendirle tributo también a Clemente, porque lo que hizo fuera del terreno fue igual o más importante que lo que hizo jugando”, insistió Rodgers.

Para este domingo, que es la fecha oficial de los 40 años del hit 3,000, los Piratas planean una ceremonia prejuego en la que presentarán imágenes de Clemente y del momento de conectar el batazo. Además, tendrán a la familia del astro en el lance de honor y, como parte de la ceremonia y usarán la misma segunda base que Clemente pisó el día que conectó su memorable doblete.

“Esta es una fecha muy importante para la memoria de papi y de todo Puerto Rico. Por ello, no hemos querido que pase desapercibida”, manifestó Luis Roberto Clemente.

La ceremonia será el domingo, cerca de la 1:00 p.m., antes del tercer partido de los Piratas y los Rojos de Cincinnati.