Cargando cansancio y agradecimientos, contando mil anécdotas y brindado saludos para todos lados, así estuvo Iván Rodríguez el viernes en una celebración de pueblo que inicio  en su pueblo de Vega Baja y que terminó en los predios del Coliseo de Puerto Rico.

Hasta allí llegó el cuarto hall of famer del béisbol boricua luego de participar en una serie de emotivas actividades en Vega Baja, las cuales incluyeron visitas a sus escuelas elemental y secundaria y donde compartió entre otras personas con su maestra de primer y cuarto grado, y hasta una visita a la Parroquía del Pueblo para recibir una bendición sacerdotal y del pueblo. 

Rodríguez llegó a San Juan en una caravana acompañaban de sus padres Eva Torres y José Rodríguez, su esposa y sus hijos, quienes también participaron con él en la actividades en la Ciudad del Melao Melao.

“Ha sido un día largo, pero muy feliz. Estar en Vega Baja, estar aquí, en Puerto Rico, disfrutando con ustedes este triunfo, me hace feliz. También se lo agradezco mucho a ustedes por el apoyo. Si yo estoy en Cooperstown, ustedes también están Cooperstown”, dijo Rodríguez anoche en la tarima por la cual pasaron diversos grupos musicales incluyendo al Gran Combo.

Celebran la entrada al Salón de la Fama.

Cuando llegó la caravana al Choliseo pasadas las 4:00 de la tarde, ya muchos presentes sostenían en sus manos una afiche de  Rodríguez cortesía de GFR Media y sus marcas Primera Hora y El Nuevo Día en el que se celebra el logro de la elección para ingresar al Salón de la Fama durante el fin de semana del 28-31 de agosto. 

Una de las fanáticas que recibió uno de los posters lo fue Gregmarys García Velázquez, quien llegó desde Villa Palmeras en San Juan para conseguir una foto y un  autógrafo para su tía Olga Guzmán Clemente. 

“Ella no podía venir y yo le dije que para mí era más fácil. Tengo que conseguirle eso (la foto firmada) a mi tía, que es fanática de Iván”, dijo García Clemente.

El día y la noche de la celebración estuvo bendecida por el orden y el buen clima que permitieron a la fanaticada compartir en familia, bailar y gozar de la presencia de Rodríguez en un ambiente animado por el periodista y apoderado de los Montañeses de Utuado en el béisbol Doble A, Normando Valentín, y que contó con la participación del expelotero de las Grandes Ligas, Carlos Baerga.

Rodríguez no perdió la oportunidad para dar gracias a Dios por todo lo sucedido en su carrera. Lo hizo mientras por los altavoces se escuchaba una versión grabada de la canción ‘Como no creer en Dios’  en voz de Wilkins. Durante ella,  Rodríguez le quitó el micrófono a Valentín y le dijo al pueblo “esa es mi canción favorita... ¿Cómo no creer en Dios?”.

La noche cayó  y los cientos de fanáticos se multiplicaron y continuaron la fiesta con otra presentación en tarima de Rodríguez, esta vez  con  sus padres. 

“A esa señora que ven ahí una vez (un árbitro) le dijo en un parque: ‘Si no la sacan de ahí, no va a haber juego. Y de allá se escuchó la voz de la señora‘. Y ella respondió: ‘¿por qué no vienen aquí y me sacan?’.  Doña Eva respondió “Eso es parte del juego”.

Doña Eva aprovechó que su hijo la ‘tiró al medio’ frente al público con un cuento oculto y le dijo a su hijo “ahora di tú el cuento”, y Rodríguez comenzó la historia de su primer viaje a Estados Unidos, solo, con poco inglés, varado en el aeropuerto de Miami, llorando, solicitando a sus padres por teléfono, esperando allí 24 horas para el próximo vuelo.

“Pero perseveré. Y este que está aquí jugó 21 temporadas en Grandes Ligas”, concluyó Rodríguez, quien luego escuchó en tarima mensajes por vídeos de colegas suyos, desde Edgar Martínez a Juan ‘Igor’ González, para felicitarlo.

Más o menos en la ‘octava’ entrada de la celebración se prendió con la subida a tarima los intérpretes del Caballo Pelotero, el Gran Combo de Puerto Rico, que, como Rodríguez, es uno de los grandes exponentes de Puerto Rico  en el exterior. 

La fiesta no quería acabar. Y Rodríguez parece que tampoco lo quería porque hasta se puso a hacer coro y a bailar con el Combo.