Nueva York. Cuando Carlos Beltrán, Yadier Molina y el resto de los jugadores estelares de la Liga Nacional llegaron ayer al estadio Citi Field para prepararse para el Juego de Estrellas, encontraron todo lo que necesitaban en un camerino que lucía reluciente.

Y el responsable de que todo estuviera en su sitio es un veterano hombre de béisbol que lleva más de una década en las Mayores, pero que desde mucho antes pasaba largas horas por los parques de Puerto Rico.

No, Yadier Molina y Carlos Beltrán no fueron los únicos boricuas en el camerino de la Liga Nacional. El encargado del clubhouse del viejo circuito también es puertorriqueño.

José “Papito” Fernández, nacido y criado en el residencial Nemesio Canales en San Juan, estuvo en el Juego de Estrellas como el clubbie de la Nacional.

“Ha sido un camino largo y bendecido. Llegar aquí, imagínate, de Canales, un muchacho de caserío. Estar aquí en un Juego de Estrellas es una bendición”, expresó a Primera Hora Fernández, encargado de la propiedad de los Rays de Tampa Bay, y quien reconoció la ayuda que le dieron en un principio Mako Oliveras, Luis Rodríguez Mayoral, Robert Rodríguez y José “Che” Conde, entre otros.

Fernández sabe lo que es entrar a trabajar, pero nunca cuándo va a salir. Llega varias horas antes del partido para tener listo todo lo que los jugadores necesitan para salir al terreno de juego y luego le toca lavar y limpiar lo utilizado por los peloteros. “Nos encargamos que todo esté en su lugar. Gorras, cascos, camiseta, zapatos... que todo esté limpio y en orden. Cuando el pelotero llega al estadio, todo está listo para que simplemente se ponga todo”, describió Fernández.

“Uno tiene que ser sicólogo, pero a la vez que vas conociendo a los peloteros, se hace la cosa más fácil. Bregar con los peloteros no es difícil”, dijo el clubbie, quien labora con los Rays desde el 2001.

Tres décadas de pasión

Fue en 1984 cuando Fernández llegó al estadio de los Mets de San Juan para acompañar a un amigo que buscaba trabajo de bat-boy, pero lo que no se imaginó fue que comenzaría su aventura con el deporte que hoy ama con pasión.

“Yo quería ser pelotero. No tenía la habilidad, pero algo me decía a mí que iba a estar ligado al béisbol y a las Grandes Ligas de alguna manera. Ese era el sueño mío, llegar a Grandes Ligas. Papa Dios me dio el talento para hacer lo que hago ahora”, expresó con mucha emoción.

Fernández ha tenido la bendición de ser el encargado de la propiedad en eventos de gran envergadura como el Clásico Mundial de Béisbol (en sus tres ediciones), la Serie Mundial del 2008 (Tampa Bay) y la liga invernal puertorriqueña.

Pero, según asegura, nada se compara con haber trabajado en el camerino de Puerto Rico en aquella legendaria Serie del Caribe de 1995 en el estadio Hiram Bithorn y con el llamado Dream Team boricua.

“Eso no se va a volver a dar, eso fue bien especial”, sostuvo.

A Fernández no le interesan mucho los reconocimientos luego de tantos años en esta profesión. Lo que él busca es ser ejemplo para jóvenes que, como él, vienen desde abajo y que tienen que luchar por sus sueños.

“Tuve mucha gente que decía que las cosas no se podían lograr, que no podía llegar a donde quería. Muchos obstáculos y cosas negativas que tuve que pasar. El consejo que puedo dar es que tengan un sueño y luchen por él y se mantengan positivos”, destacó.

“Si yo, viniendo de Canales, llegué al mejor béisbol del mundo, en el escenario más grande que tiene el béisbol a nivel mundial, cualquiera de ellos lo puede hacer también. No hay imposibles. Si a usted le cierran la puerta, la rompe o la brinca. No deje que nadie dicte lo que usted pueda lograr y hacer”, sentenció.