El utility Enrique “Kike” Hernández  tiene muchas razones por las cuales sonreír e inyectar de  más energía su espíritu vivaracho    en estos días.

El puertorriqueño recibió la noticia de que su papá, el escucha   Enrique Hernández,  está en remisión de un cáncer de médula ósea  en momentos  en que está de regreso en el roster de los Dodgers de Los Ángeles para participar  en su segunda postemporada de las Grandes Ligas. 

Hernández fue incluido  en la plantilla de los Dodgers  el sábado,  en el inicio de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Cachorros de Chicago. Sin embargo, su entrada al roster no fue una sorpresa. 

“(Estoy) Contento de poder estar en el roster y aportar en lo  que pueda para ayudar al equipo a pasar a la Serie Mundial”, explicó  Hernández  al hablar sobre su primera reacción al conocer la noticia en una conversación con Primera Hora desde Los Ángeles.  

“Aunque ya tenía una idea de que me iban a activar. Me habían dicho que cómo único no me activarían sería si pasaban los Mets”, continuó Hernández. 

El también jugador de los Gigantes de Carolina en la liga  invernal no ha tenido una temporada fácil ni dentro  ni fuera del terreno de juego. 

Además de la situación de su padre, Hernández  lidió con lesiones y vio caer su promedio a .160   en  los 109  partidos que jugó en la temporada regular.  

El 2016  ha sido un año en  el que   el apoyo de su familia  ha sido fundamental para mantener su enfoque en el terreno. 

“El apoyo de mi familia ha sido lo que me ha mantenido con la frente en alto. Cuando uno está pasando por momentos difíciles, si no tienes  gente apoyándote –no importa lo que pase– todo  se  vuelve más difícil”, explicó Hernández. 

Ahora está en  los playoffs batallando, junto a su equipo, por el boleto clasificatorio que falta por acreditar para  la Serie Mundial.  

“La temporada se acabó y empezaron los playoffs . Pase la página, ya lo que pasó pasó, y no se puede hacer nada. Pero, si das unos cuantos hits clave en los playoffs, a todo el mundo se le olvida lo mal que me fue durante la temporada regular”, sostuvo Hernández, quien  bateó para promedio de .308  en la serie divisional del año pasado.    

De la misma  forma en que Hernández ha reenfocado su mira, la confianza dentro de los Dodgers  se ha elevado. Sin contar el partido de anoche, la serie ante los Cachorros se encontraba empatada a dos victorias por bando.

“Estamos más que confiados en los chances que tenemos. (Ahora) la noticia de papi me trae mucha paz interior ya que sé que todo en casa está bien. Por lo único que tengo que preocuparme es por lo que pasa dentro del terreno”, finalizó Hernández.