Recopilar las estadísticas, anécdotas y entrevistas que simplifican la carrera de Roberto Alomar como pelotero profesional puede ser una ardua encomienda.

Sin embargo, el historiador de béisbol Josie Alvarado no se atemorizó y durante 10 años se dio a la tarea de resumir en 215 páginas la vida de su estrecho amigo para plasmarlo en la obra "Roberto Alomar Un Pelotero Especial". El dúo presentó hoy el libro que transportará al lector en un viaje a los días cuando Alomar daba sus primeros pasos como atleta hasta su exaltación al Salón de la Fama de Béisbol en Cooperstown, Nueva York.

El legendario intermedista estuvo rodeado por algunos miembros de su familia, pero en particular por su madre María Velázquez, a quien Alvarado le dedica la publicación.

“Josie se tomó la encomienda de hacer un libro de mi vida como pelotero y que se lo dedique a la persona más especial en mi vida es un honor”, dijo Alomar.

Alomar recordó que estuvo a punto de renunciar a sus aspiraciones como pelotero y fue precisamente por influencia de su madre que desistió de la idea.

“En 1987 por poco me iba para mi casa. Sentía que los trainers no me estaban dando la atención que necesitaba. Llamé a mi mamá y fue esa conversación la que me quedé. Gracias a mi madre decidí quedarme para perseguir mi sueño de jugar en las Grandes Ligas. Hay que ser fuerte mentalmente, tener dedicación y trabajar duro. Siempre jugué por Puerto Rico y me siento agradecido porque han sido buenos conmigo y con mi familia”, agregó.

El autor recordó que fue durante la década de 1960 cuando inició la recopilación de los pormenores sobre la familia Alomar, pero luego concentró sus esfuerzos en las hazañas del expelotero.

“Es un día especial para todos los fanáticos del béisbol, para todos aquellos que podemos decir que conocemos a nuestros atletas que ponen el nombre de Puerto Rico más allá de los límites (geográficos) de esta isla. Este día ocupará un lugar especial en nuestras vidas”, sostuvo Alvarado.

Velázquez facilitó toneladas de material para que Alvarado le diera forma a la obra.

“Cuando Josie me habló del libro, le dije que estaba soñando, pero como los sueños se hacen realidad le ofrecí mi apoyo. Tengo muchas cosas de mis hijos, tantas negativas como positivas. Tenemos que darle la mano a nuestros amigos puertorriqueños que sienten el afán de escribir. Pero la realidad es que soy la que tengo que dar las gracias por el ser humano que es Roberto, alguien que le pone empeño y amor a todo lo que hace”, compartió.