Dorado.  El atardecer era perfecto. Los rayos del sol dejaban caer sus últimos destellos por el jardín izquierdo en el momento preciso en que comenzaban  a escucharse las risas y las bromas en el dugout local del estadio Tomás Palmares.

El epicentro de tan jocoso evento eran el ex receptor de Grandes Ligas, Eliseo Rodríguez, y el exitoso dirigente Mako Oliveras, dos grandes amigos que se juntaron hace poco más de una semana para guiar a los Guardianes de Dorado  en su meta de clasificar a la postemporada de la Liga de Béisbol  Superior Doble A.

Tras  desempeñarse como coach de los Guardianes desde la pasada temporada, Rodríguez fue nombrado  por la gerencia de la novena doradeña como dirigente el martes de la semana pasada en sustitución de Paco Pepe Pérez, hijo.

Su primera acción fue llamar a Oliveras y decirle que lo quería a su lado para formar una mancuerna exitosa como la que hicieron con los Cangrejeros de Santurce en la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente en el 2000, año en que Puerto Rico consiguió su último campeonato en la Serie del Caribe.

“Simplemente, (lo conseguí) llamándolo. Yo le dije: ‘compadre, me nombraron dirigente en Dorado y te necesito’. Él me dijo: ‘compay cuente conmigo’. Aquí estamos”, aseguró Rodríguez.

La amistad de Rodríguez y Oliveras es un lazo indestructible que lleva más de 40 años fortaleciéndose hasta convertirse en hermanos.

“La última vez que estuvimos juntos fue en  Mayagüez. En el 2000 cuando (con Santurce) ganamos la Serie del Caribe él fue mi mano derecha. Mucha gente no sabe eso, pero nosotros estábamos allí por una jugada que pasó en Mayagüez que él me dijo: ‘vamos a meter a (Ramón) Castro por (Robinson) Cancel’.  Me quedé mirando y le pregunté: ‘¿compay porque usted dice eso?’.  Él era coach de banco me dijo: “Hazlo”.   Metí a Castro, dio un jonrón  y fuimos campeones”, recordó Oliveras, quien es el dirigente más exitoso en la liga invernal con siete campeonatos.

Sin embargo, Oliveras asegura que no hubiese ganado todos esos campeonatos si Rodríguez hubiese establecido una carrera como piloto en el béisbol puertorriqueño.

“Es como yo le estaba diciendo a los muchachos, yo tengo el récord en Puerto Rico gracias a que éste (señala a Rodríguez) no quiso dirigir”,  dijo sin titubeos Oliveras. “Si hubiese dirigido yo hubiese sido su coach de banco. Eliseo tiene un sentido del juego tremendo. Nunca  quiso ser dirigente”.

Al escuchar esas palabras, Rodríguez sonríe saliendo de su habitual seriedad y se le ve un brillo especial en los ojos.

“Esas palabras me dan mucha alegría. Pero, cuando yo jugaba me nombraron dirigente en Bayamón. No quería dirigir, pero el dueño me dijo que me quería. Entonces, yo le contesté: ‘voy a dirigir si Mako, que no está haciendo nada en este momento como pelotero porque estaba trabajando con la  (compañía) Lipton’.   Lo llamamos”,  recordó Rodríguez antes de ser interrumpido por Oliveras para decirle que él fue el que lo fue a buscar  a su casa.

“Le dije:  ‘compadre vete a tercera (base) como coach’. (Ha durado) hasta hoy día. Comenzó la carrera como coach en aquella época y va a terminar como coach aquí en Dorado en la Doble A. Se repite la historia”, prosiguió Rodríguez demostrando la complicidad, el respeto y orgullo que tiene uno por el otro.

Pero, ¿por qué no le gustaba la idea de dirigir?

“Simplemente, me gustaba la pelota porque me encantaba jugar. Pero, como dirigente nunca (me gustaba).  Por ninguna clase de razón. Tan solo no me gustaba dirigir”, sostuvo Rodríguez, quien para muchos era un segundo dirigente  detrás del plato por su manera de leer el juego, su  fogosidad y entrega en cada jugada.

“Se perdió un gran dirigente. Hubiese sido exitoso. Yo no hubiese tenido el récord si él hubiese sido dirigente”, replicó Oliveras recordando esa temporada en la década del 1980 y rememorando la época dorada  en la que ambos fueron compañeros en los Vaqueros de Bayamón.

El significado del béisbol

Tanto para  Rodríguez y Oliveras, el béisbol es vida.

“El béisbol  es mi vida. Estuve en la Liga Independiente 15 años y el año pasado decidí retirarme. Pero, no puedo estar alejado. Es que para mí el béisbol es vida”, manifestó Rodríguez, quien posee un ojo clínico para identificar talento y fue una pieza clave  en el desarrollo de la Liga Independiente del Atlántico, un organismo estadounidense por el que  han pasado puertorriqueños como Juan “Igor” González, Rubén Sierra y René Rivera, y ha servido de vehículos a muchos otros para obtener un trabajo en las ligas invernales.

Nuevo proyecto juntos

Sin contar la jornada de reasignación del miércoles, los Guardianes compartían con los Caimanes del Melao Melao de Vega Baja el sótano de la sección Metro con marca de 2-4.

“Nosotros no hicimos muchos ajustes. Paco Pepe, quien era la persona que estaba dirigiendo, hizo un gran trabajo y lo sigue  haciendo porque adentro o afuera nos seguimos comunicando. Los lanzadores no estaban listos. Añadimos unos lanzadores y vemos un panorama más favorable”, aseguró Rodríguez.