Los Cangrejeros de Santurce, actuales subcampeones y monarcas de las dos campañas anteriores de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente (LBPRC), regresaron oficialmente ayer a manos de la liga cuando su operador por los pasados tres años, el doctor Miguel Sosa, decidió no disputar una carta de cobro de la liga que le requería, a manera de últimatum, una deuda del equipo con la liga.

El asunto trascendió durante la primera reunión del año de la LBPRC, en la que, además, los Tiburones de Aguadilla y su operador, Israel Roldán, recibieron la aprobación de la Junta de Directores para jugar en el próximo torneo aunque aún no han hecho un abono a una deuda de sobre $200,000 que tienen con la liga por los problemas con los salarios de los jugadores durante el pasado torneo.

Sosa narró que asistió a la reunión y una vez expuso sus puntos, se levantó y se marchó.

“No lo voy a luchar. Ya me cansé de la pelea todo el tiempo contra Santurce y contra mí”, dijo el médico. “Roldán estaba allí y ese no tiene problemas. No puedo mantenerme en ese ambiente. No echo para atrás. Le dije a ellos que van a recibir la factura del dinero que me deben y si no me pagan llegaremos hasta las últimas consecuencias”.

Sosa explicó que durante el mes de marzo recibió la carta de la LBPRC en la que se le requería el pago de una cuota de participación de $200,000 antes del 31 del mes. La deuda de dicha cuota fue originalmente adquirida por el exjugador Dickie Thon, quien acordó pagarla en cuatro años antes de pasarle el equipo a Sosa.

No obstante, Sosa sostiene que la LBPRC le debe a él más de dicha cantidad por actividades que él y los Cangrejeros financiaron, como la serie de juegos del 2015 en Orlando, Florida, que dijo que pagó en su totalidad pero a nombre de la LBPRC a sugerencia del propio Rivera Cruz.

Incluso, denunció que sabe que desde antes del episodio del jueves que el propio Rivera Cruz ya hacía gestiones con la Familia Muñoz, exoperadores de los Leones de Ponce, para auscultar su interés de operar a los Cangrejeros.

“No hay ninguna para que me quede bajo ese ambiente. Ya lo he hablado con mi mujer y mis hijos. Mi salud no está tan bien”, explicó Sosa, quien hace un tiempo sufrió quebrantos de salud. “Tenía dos personas que estaban bien interesadas en invertir, en poner el dinero, si yo me quedaba con el equipo. Pero ya no me queda nada que probar. Dos campeonatos y un subcampeonato en tres años no está nada mal”.

En la reunión, en la que sorprendió la decisión de Sosa, según Rivera Cruz, participaron los directivos de Caguas (Raúl Rodríguez), Aguadilla (Israel Roldán), Mayaguez (Ángel Rosas) y Carolina (Guillermo Martínez).

Rivera Cruz lamentó la decisión de Sosa y elogió la labor que hizo al frente de los santurcinos por los pasados tres años.

“A él no se le botó ni se le eliminó de ser miembro de la Junta por el equipo de Santurce. Cuando él entra a la liga asume la responsabilidad de pagar los $200,000 e hizo un acuerdo que iba a pagar en cuatro años. Eso fue aprobado por la Junta de Directores y él nunca ha negado que lo debe. Al pasar los cuatro años y no haberse pagado, se le envió la carta. Pero se le hizo claro que la intención es que jueguen los cinco equipos y hasta le pedí disculpas si él entendió la comunicación mal. Se le hizo claro que esa (quitarle la franquicia) no era la intención”, explicó Rivera Cruz.

Este continuó diciendo que es la primera vez que Sosa menciona que la LBPRC le debía un dinero por la serie de partidos entre Santurce y Mayaguez jugados en Florida, y afirmó que en la liga no existe un documento, papel o factura alguna que así lo estipule. Dijo que le pidió a Sosa que la sometiera.

“No es correcto que haya sido botado, suspendido o expulsado. Reconozco que en momentos difíciles, y para que la liga pudiera seguir hacia adelante, él ha hecho una aportación grandísima aunque hayamos tenidos controversias. Los dueños de la liga son los directores. Miguel Sosa aportó tres años y la liga le agradece y reconoce aportaciones valiosas no solo para Santurce, sino para que la liga mejorara poco a poco su calidad”, dijo.

Admitió que habló con la Familia Muñoz, pero dijo que fue sobre otros proyectos son el béisbol en el Hiram Bithorn, como el Clásico Mundial de Béisbol y otros intereses. Indicó que pronto también conversará con la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, para notificarle y auscultar su sentir con que haya otro administrador en los Cangrejeros, antes de iniciar la búsqueda.

La Junta de Directores aprobó además que los Tiburones de Aguadilla regresen a jugar la próxima temporada bajo la administración de Israel Roldán pero con provisiones para garantizar que el equipo pague el dinero que le adeuda a la LBPRC luego de que la entidad tuvo que pagar de sus cuentas los salarios del personal de dicho equipo la pasada campaña, informó Rivera Cruz.

Aunque admitió que Roldán no ha abonado a la deuda de alrededor de $208,000, dijo que la Junta le solicitó que someta un plan de como operará la franquicia y cómo atenderá las deudas pendientes. Dicho plan debe ser sometido para la próxima reunión, programada para el 9 de mayo.

Obligados por el convenio colectivo vigente con la Asociación de Peloteros Profesionales de Puerto Rico, la LBPRC tuvo que pagar la nómina de la novena ante el impago por falta de fondos de Roldán la pasada temporada.

Finalmente, Rivera Cruz dijo que se exploró el primer borrador del calendario y se habló sobre la Serie del Caribe del 2020, que es la que le tocará a Puerto Rico bajo un nuevo ciclo establecido por la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe.

A Puerto Rico le tocaba, según la rotación anterior, la del 2019. Pero Rivera Cruz dijo que ante la situación del país, y ante la realidad que las series que se efectúan en México y Venezuela son las únicas que son realmente lucrativas, se hizo un nuevo ciclo para tratar de potenciar el evento, por lo que luego de la del 2018 en Venezuela, se jugará en México y Puerto Rico recibiría una tajada.