Momentos especiales requieren celebraciones singulares. 

Cabellos rubios, camisas de Team Puerto Rico con los apellidos de Correa, Lindor, Báez y Molina en la espalda, además de un mar de banderas armonizaron para recibir a los héroes nacionales que rebosaron de orgullo a una sociedad abatida por dilemas económicos, sociales y políticos.

Sin embargo, todo inconveniente, por más insignificante o mayúsculo que sea, quedó a un lado. Puertorriqueños de diversas edades se unieron para gritarle al mundo que apoyamos a los nuestros.

La lluvia que empapó la zona metropolitana no fue impedimento para que los peloteros como Yadier Molina, Edwin Díaz, Ángel Pagán y Joel Piñeiro, entre otros, completaran una caravana desde el aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, recorriendo las principales avenidas hasta arribar al Centro de Convenciones. Allí, cientos de almas esperaron pacientemente hasta el finalmente hicieron acto de presencia.

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De hecho, realizaron la travesía a la Isla a pesar de las objeciones de las respectivas organizaciones en las Grandes Ligas. 

“Esto significa mucho para nosotros porque sentimos las vibras positivas a través de todo el torneo. Pero sentirlas en personas, ver cómo un pueblo está presente agradeciendo el esfuerzo de estos jóvenes que son el futuro de este país. Queríamos ganar el campeonato, pero el mensaje principal y por el que estamos bien satisfechos y orgullos es que tenemos que estar unidos. Este país (Puerto Rico) hay que echarlo para adelante y si es mediante del deporte, que así sea”, dijo Edwin Rodríguez, dirigente de la escuadra boricua.

Descansando sobre sus pechos estaban las medallas de plata que certifica el subcampeonato, pero la transformación momentánea de un país tuvo mayor valor y peso.

“Las cosas positivas que se lograron van por encima de una medalla de oro. Más que un campeonato o medallas de oro es lo que se logró como equipo. Se resaltó el talento boricua a nivel mundial y le dimos esperanza a un pueblo que tanto lo necesita, que es más importante que cualquier campeonato”, afirmó Rodríguez. “Estuvimos bien atentos a todo lo que ocurría en Puerto Rico gracias a la tecnología. Tan pronto pasaban las cosas, corría la información y los muchachos estaban al día”, agregó.

Molina, quien fue designado el capitán de Puerto Rico durante el Clásico, resaltó la importancia de perpetuar el mensaje de que se pueden alcanzar altas metas sin importar los escollos.

“Fueron semanas positivas no solamente para nosotros, también para todo Puerto Rico. Esa unión se dio desde el primer día para tratar de ganar el campeonato. No pudimos esta vez, pero ganamos muchas cosas positivas. Es bonito ver a un pueblo unido”, sostuvo Molina.

Una vez los 12 peloteros que hicieron la travesía se unieron al festejo, Molina tomó la batuta para dirigirse a los presentes.

“Gracias por el recibimiento. Jugamos, pasó lo que pasó, a las 12:00 de la medianoche nos montamos en un avión desde Los Ángeles a Puerto Rico. Cuando vi todo esto, se me fue el sueño y el cansancio. Estoy agradecido de cada uno de ustedes por el apoyo que nos dieron”, resaltó Molina.

El pueblo puertorriqueño le dio la bienvenida a la Selección de Béisbol Masculino, desde que llegaron al aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín hasta la gran fiesta en el Centro de Convenciones.