Managua, Nicaragua. Como un héroe, una personalidad inolvidable y profundamente penetrada en nuestros corazones se recuerda en Nicaragua al nativo de Carolina Roberto Clemente Walker.

Su actitud humanitaria fue tan grande como aquella línea conectada entre los bosques izquierdo y central del Three River Stadium contra Jon Matlack, hace 40 años, para conseguir su hit 3,000. Su amor por Nicaragua fue tan puro como aquel talento sobrenatural que tenía cuando disparaba pelotas desde lo más profundo del jardín derecho hacia la tercera base, retando la velocidad del sonido.

Roberto Clemente estuvo en Nicaragua por primera vez en 1964 como integrante de los Senadores de San Juan en una serie interamericana que se disputó en este país. Su última visita a la tierra de lagos y volcanes fue para la XX Serie Mundial de Béisbol Aficionado en 1972. Era el dirigente de la tropa boricua. Eso fue solamente días antes de aquel trágico accidente aéreo de hace exactamente cuatro décadas.

“Recuerdo que en esa serie mundial (béisbol amateur), Clemente participó en la práctica de bateo de Puerto Rico y la sacó por left, center y right, y me percaté de su calidad como bateador”, dijo Dennis Martínez, el más grande pelotero grandesligas nicaragüense al recordar el primer contacto visual que tuvo con el patrullero boricua. “Mas allá del pelotero que fue, me inspira el gran legado que dejó con su actitud de ayudar a los más necesitados”.

Al repasar lo que ha transcurrido desde aquel terrible terremoto que afectó a Nicaragua en diciembre de 1972 y cuyos estragos y efectos en la gente motivó a Clemente a organizar en Puerto Rico un movimiento de ayuda, e incluso subió a un avión para él mismo hacer la entrega, pero por mala fortuna pereció al estrellarse la avioneta al norte de su ciudad natal de Carolina, Martínez asegura que Nicaragua no olvida al famoso número 21.

“Es algo que todos los nicaragüenses llevamos en el corazón y no podemos olvidarnos de eso”, señala Martínez, quien cree que Nicaragua sigue en deuda con el primer latino en llegar al Salón de la Fama de Cooperstown. “No le hemos dado el suficiente reconocimiento a ese hombre, a su familia, la manera como actuó él ante aquella situación, en la manera como dio su vida, fue algo grande. Ojalá algún día se le haga un reconocimiento más allá de lo verbal… algo como una estatua”.

Sin embargo, en Managua, la capital de Nicaragua, en el parque público más grande de la ciudad (Luis Alfonso Velásquez) se construye actualmente el estadio de béisbol infantil Roberto Clemente, con capacidad para 1,200 personas.

“Estaremos inaugurando este estadio, precisamente, en homenaje a los 40 años de su desaparición física, pero sobre todo, reconociendo al gran y extraordinario ser humano, al extraordinario humanista, al extraordinario deportista y ejemplo para la juventud latinoamericana que fue Roberto Clemente”, indicó Fidel Moreno, secretario general de la alcaldía capitalina.

Asimismo, en Ciudad Sandino, en el Departamento de Managua, la organización Fe y Alegría cuenta con una escuela de educación primaria con el nombre de Roberto Clemente.

No obstante, a 28 kilómetros al sur de Managua está Masaya, capital del folclore nicaragüense, que es famosa por la elaboración de artesanías y es llamada la Ciudad de las Flores.

Clemente tenía una simpatía especial por dicho pueblo.

“Todo el que viene a Masaya se enamora de ella, incluso Roberto Clemente”, opinó el ex presidente de Nicaragua (2002-2006) Enrique Bolaños Geyer, abordado en una de las principales calles de esa ciudad.

“Lo que hizo Clemente es impagable, perdió la vida cuando venía con ayuda para nosotros, pero el cariño por este gran hombre es bastante, es un gran reconocimiento que le podemos dar”, enfatizó Bolaños, quien todavía guarda recuerdos de aquel Mundial de 1972 en el que el boricua fue el dirigente de Puerto Rico.

Fue precisamente en Masaya donde se le hizo el primer gran reconocimiento al astro boricua cuando se nombró el estadio de béisbol de esa ciudad como Roberto Clemente. Es el mismo que funcionó como una de las sedes del Mundial del 72, así como los premundiales y mundiales del béisbol aficionado en 1993 y 1994, respectivamente. Actualmente, es donde juega el equipo de San Fernando en el béisbol de primera división.

“Roberto Clemente levantó el ánimo con su gesta a todos aquellos que sufrimos en carne propia el terremoto. Y principalmente a aquellos que nos trasladamos a la Ciudad de las Flores huyendo del desastre”, dice Francisco Mayorga, el administrador del estadio Roberto Clemente en Masaya, de pie y a lado de una estatua que se construyó dentro del coloso, que tiene un letrero que dice: “Clemente se enamoró de Masaya porque aquí somos hospitalarios”.