El jardinero boricua Noel Cuevas tiene mucha gasolina que gastar mientras vuela con su ofensiva, por debajo del radar de muchos, en el sistema de liga menor de los Rockies de Colorado. 

El camuyano  fue nombrado a principios de agosto como el Jugador del Mes en la Eastern League (Doble A) luego de mostrar  un descomunal poder ofensivo en  julio. Sin mucho ruido, Cuevas atraviesa por  una  de sus mejores temporadas en el béisbol organizado. 

El mes pasado, Cuevas bateó para promedio de .425 con siete dobles, un triple, dos cuadrangulares y 14 carreras remolcadas en 23 partidos con los Yard Goats de Hartford.

“Tomé ese reconocimiento de una forma especial porque  representa todo lo que he trabajado. Comencé en Triple A y después que fui bajado a Doble A comencé  a trabajar en reencontrar mi ritmo. Por los ajustes fue que comencé a ser de nuevo consistente y pasar por el mejor momento de mi carrera”, aseguró Cuevas. 

El jugador, de 24 años, batea este año para promedio de .300 con 18 dobles, tres cuadrangulares  y 33 carreras remolcadas en  87 desafíos en las filiales de Triple A y Doble A.  

“Es especial porque ha sido un momento en el que sentí que todo lo que bateaba era una línea. Era  mágico. Se sintió muy bien”, recordó Cuevas. 

Comenzó en la lista de lesionados

Los inicios de temporada son muy duros cuando se viene de una estadía de un mes en la lista de lesionados. Cuevas lo vivió por primera vez este año, cuando fue asignado a  los  Isotopes de Alburquerque, filial de Triple A de los Rockies. 

“Este año me lesioné el hamstring  y perdí mi primer mes de la temporada. Cuando comencé en Triple A, mi timing  bateo  estaba malo”, recordó Cuevas, quien     bateó para promedio de .234 con cuatro dobles, un cuadrangular y ocho remolcadas en 44 juegos. 

Sin embargo, al llegar a Doble A, todo cambió. 

Se encontró  nuevamente con Jeff Salazar, el coach de bateo que tanto le había ayudado después de llegar a la organización de Colorado en el 2014 en un canje desde  los Dodgers  de Los Ángeles.  

“Trabajar con un coach que me conoce y sabe cómo soy como jugador, siempre es de ayuda. Jeff me ayudó a encontrar nuevamente mi consistencia. Fue un ajuste bobo que había pasado por alto en Triple A porque no sabía qué arreglar”, sostuvo Cuevas.

“Tan pronto me vio, Jeff me hizo caer en cuenta que estaba bateando un poco más bajo. Al hacer ese ajuste comencé a batear de la misma manera que lo he hecho a lo largo de toda mi carrera”.  

Siempre debajo del radar

No importa cuán aceitadas estén sus herramientas en el diamante, Cuevas tiende  a pasar por debajo del radar de muchos expertos.

Pasó en el 2010 cuando fue seleccionado por los Dodgers en la ronda  21 del Sorteo de Novatos  y se ha repetido en las últimas temporadas.   

“Siempre he sido el  underdog y he tenido que probarme en todos los niveles que he jugado”, manifestó Cuevas. 

“Pero  eso no es algo que esté en mi mente. Todo pelotero tiene que probarse desde el primer día, año tras año, juego a juego.  En este deporte todo es cuestión de aprovechar las oportunidades”.