La tradición surgió en Japón y, desde el 2012, se convirtió en una práctica en el banquillo de los  Cardenales de San Luis.

Cada vez que un jugador del equipo conecta un cuadrangular, es recibido de una peculiar manera para celebrar. Ahora sí, tiene una regla.

“Solamente cuando estamos en la delantera”, explicó al lanzador Adam Wainwright.

La rutina consiste en hacer una fila y saludar al compañero después de recorrer las bases. En lugar de tomar por asalto al colega para celebrar, choca las manos de cada uno hasta el final de la hilera.

El rito comenzó durante una serie en Arizona en el 2012. Aunque algunos se lo atribuyeron a Rafael Furcal, otros le dieron el crédito a Daniel Descalso. Furcal ya no está con los Cardenales.

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“No creo que me puedo llevar el crédito”, dijo Descalso hace dos años. “Eso le corresponde a Tony Cruz”.

Cruz admitió haberlo llevado a las Mayores, aunque también reconoció que lo vio durante sus días en Clase A. Copiaron la idead de Japón. Derrick May, instructor de bateo en las menores enseñó un vídeo de cuando jugaba en el lejano oriente. Después de conectar un cuadrangular sus compañeros de equipo se alineaban como niños ansiosos por celebrar.