Hermosillo, México. No importa en qué situación se encuentren los Criollos de Caguas, el semblante de Pedro López siempre es el mismo durante todo el partido.

Cuando la novena comienza a dejar corredores en base, López se mantiene serio, de pie, a la entrada del dugout, con el dedo pulgar en la boca pensando qué jugada va a armar.

Y cuando a los Criollos les llega el batazo oportuno y anotan la carrera que les da la delantera hasta ganar, López apenas se desvía y saluda a su jugador con una palmada antes de regresar a su esquina demostrando seriedad habitual.

En pocos casos se le ha visto sonreír. Esa expresión la guarda para el final: en caso de una victoria o cuando felicita a sus jugadores al terminar el partido.

Pero, su actitud no debe ser extraña cuando se está hablando de alguien que compara el béisbol con una partida de póquer, un juego en el que se debe haber graduado con altos honores en el arte de engañar para tener éxito.

“En el béisbol, nosotros (el dirigente y los jugadores) tenemos que ser los mejores jugadores de póquer. No podemos demostrar a los muchachos ni al equipo contrario cuando estamos molestos. Me puedo estar comiendo por dentro, pero no lo demostraré”, dijo López.

Pero, al momento de una derrota, no exteriorizar la frustración no es tarea fácil. Al final, trae sus consecuencias.

“Uno piensa en todo entrada tras entrada, contiene las emociones y ,cuando se acaba el juego, uno sale con dolor de cabeza”, explicó López, quien inicio la Serie del Caribe con tres derrotas al hilo.

López, sin embargo, se define como uno de esos pilotos que alientan a los jugadores en las buenas y en las malas.

“No quiero ser un dirigente más, quiero ser alguien que pueda ser una diferencia en el béisbol y en la vida de los muchachos”, dijo López.

“Creo mucho en hablar las cosas cuando son buenas. El positivismo es lo que refuerza y ayuda a los muchachos. Muchas veces hacen las cosas mal, pero yo voy a donde ellos y le digo: ‘No te preocupes, lo coges la próxima vez'. Cuando ellos hacen las cosas bien les digo: ‘Ok, buen turno o buena entrada. Ahora analiza lo que hiciste y compáralo con lo que habías hecho en el turno o la entrada anterior’”.

Sin dudarlo ni un segundo, López aseguró que continuará al pie del cañón en su costumbre de nunca recriminarles a sus jugadores.

“Bien o mal, voy a estar en su esquina alentándolo, brindando apoyo sin importar lo que suceda. Siempre voy a ir a donde ellos y les voy a dar un abrazo para que sientan que en la próxima ocasión será mejor o que ellos vean que lo que yo les dije era cierto. Soy de esa forma porque es la única manera de ganar”, sostuvo López, quien obtuvo el campeonato en su primer año como dirigente en la liga invernal.

“Tú te tienes que visualizar ganando, siendo campeón, y trato de transmitirle eso a los muchachos, aunque estemos pasando por un mal momento. Si puedes hacer eso, pues los chances son mayores para conseguir el éxitot”, sentenció.