Contra todos los pronósticos, pero jugando un béisbol de altura, de gran pitcheo y defensa, Puerto Rico logró esta noche otra enorme hazaña al superar, 3-1 al dos veces campeón defensor, Japón, y asegurar su presencia en la final del Clásico Mundial de Béisbol.

Es la primera vez que la novena boricua disputará un partido de campeonato en el torneo de béisbol más importante del mundo. Para ello tuvieron que dejar en el camino a tres colosos del diamante: Venezuela, Estados Unidos y esta noche a Japón.

Ahora esperará por el partido de esta noche entre República Dominicana y Holanda para conocer su oponente de mañana, martes a las 7:00 p.m. hora de Puerto Rico.

La tropa de Edwin Rodríguez contó con una magnífica labor del cuerpo monticular, comenzando por el abridor Mario Santiago, quien en cuatro y un tercio de entrada amarró por completo los bates nipones antes de salir en la quinta entrada por una rigidez en su antebrazo derecho.

José de la Torre y Xavier Cedeño mantuvieron a raya a los contrarios,  J. C. Romero salvó una turbulenta  octava entrada de Randy González –ayudado por un terrible corrido de bases de Japón – y se combinó con Fernando Cabrera en la novena para asegurar el triunfo.

Mientras, en la ofensiva, Alexis Ríos se reconcilió con su ofensiva en el momento más importante y conectó un cañonazo de dos carreras en la séptima entrada que le dio la delantera suficiente a los boricuas.

Puerto Rico encendió la pizarra en la misma primera entrada cuando Irving Falú y Carlos Beltrán recibieron base por bolas del abridor japonés Takashi Toritani y luego de dos fuera, Mike Avilés conectó sencillo al jardín central que remolcó a Falú para el 1-0.

Pero fue en la séptima entrada, la de la suerte, que los boricuas comenzaron a oler el aroma de la final.

Mike Avilés inició la entrada con otro sencillo y de inmediato, Alexis Ríos encajó un lanzamiento del relevista Atushi Nohmi y la depositó en las gradas del jardín izquierdo, un enorme cuadrangular de dos carreras que elevó la ventaja, 3-0, y puso a brincar a todos los boricuas.

Mientras, Mario Santiago dominaba a su antojo los bates japoneses hasta que en la quinta, tuvo que salir luego de lastimarse el antebrazo.

José de la Torre vino en su rescate y al parecer, inició frío al embasar a Sho Nakata.

Pero de inmediato apretó el brazo y ponchó de forma corrida a Atsunori Inaba y a Nobuhiro Matsuda para cerrar en cero esa importante entrada.

Japón anotó la primera carrera en la octava entrada cuando combinaron triple de Toritani y sencillo de Irokazu Ibata ante los envíos de Randy Fontánez para acercarse, 3-1.

Los nipones colocaron hombre en primera y segunda y la carrera de la ventaja en el plato antes de que J. C. Romero llegara para el relevo, pero en un garrafal error. Ambos corredores salieron a robar base, pero Ibata se detuvo y decidió regresar a segunda, mientras Seiichi Uchikawa corrió de la inicial a la intermedia sin mirar a su compañero y fue retirado por el propio Yadier Molina, quien subió hasta la segunda pase para tocarlo. Romero retiró el próximo bateador con roleta por el cuadro para apagar la amenaza.

J.C Romero y Fernando Cabrera cerraron finalmente la novena para sellar el histórico triunfo y desatar la fiesta boricua en San Francisco.

Dieciséis equipos iniciaron este torneo y solo tres quedan con vida. Solo dos jugarán el martes en la final… ¡Y uno de ellos es Puerto Rico!