Miami. La casualidad y la pasión se unieron para comenzar a labrar el camino de Felo Ramírez hacia el Salón de la Fama de Cooperstown.

Y no hay nadie que lleve tanto tiempo como él narrando juegos de béisbol en Estados Unidos. Ni en inglés, ni en español.

Rafael “Felo” Ramírez, nacido en Bayamo, Cuba, el 22 de junio de 1923, reconoce que se enloqueció con el béisbol desde el día que vio lanzar la primera pelota, en una suerte de amor a primera vista que sigue intacto nueve décadas después.

Felo soñaba con convertirse en un segunda base estelar.

Sin embargo, como él mismo recuerda, “ni pellizcaba la curva y las rectas me pasaban”.

Había que conquistar al béisbol de otra manera.

“Yo me iba para el estadio y narraba los juegos en vivo, ahí mismo, porque aquello me enloquecía, todo ese ambiente del terreno, del béisbol”. Entonces era un joven que apenas rozaba los 20 años.

Esa era la pasión y luego entró a jugar la casualidad.

“Todo empezó en 1945. Yo había ido a La Habana con tres amigos. No iba buscando trabajo ni nada de eso, sino que fuimos a conocer La Habana”.

Pero Radio Salas, una de las emisoras más antiguas de la isla, estaba a punto de hacer historia.Hasta entonces, ninguna emisora radial transmitía eventos deportivos y la estación estaba buscando un narrador para los juegos de la liga de béisbol aficionado.

Empujado por sus amigos, Felo hizo una prueba y ya tenía el boleto de regreso a Bayamo cuando le avisaron que él era el elegido.

Desde entonces, los juegos de béisbol descritos en el estilo inconfundible de Felo Ramírez se cuentan por miles.

“Trabajé con todos los caballos de esa época”, dice Felo sobre los grandes narradores que brillaron en la radio cubana.

Han pasado casi siete décadas desde aquella primera oportunidad de Radio Salas. ¿Cuánto no han visto esos ojos, cuántas jugadas, jonrones, fildeos espectaculares no han quedado plasmados para la posteridad por Felo Ramírez?

Sin embargo, hay tres momentos que atesora en un sitio muy especial de su memoria.

“Me tocó narrar los últimos cuatro innings y medio del juego perfecto de Don Larsen. Eso fue inolvidable”.

Felo se refiere a la hazaña de Larsen el 8 de octubre de 1956, en el quinto juego de la Serie Mundial entre los Yanquis de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn, que todavía permanece como el único juego perfecto de los clásicos de otoño.

“El hit 3,000 de Roberto Clemente y el jonrón 715 de Hank Aaron son los otros dos momentos más importantes que me tocaron narrar”.

Serían el último imparable del astro boricua, meses antes de su fatídica muerte el 31 dediciembre de 1972, y el cuadrangular con el que Aaron sobrepasó a Babe Ruth y se convirtió en el rey del jonrón.

Pero no sólo las Grandes Ligas han tenido el privilegio de la voz de Felo.

Aparte de la desaparecida liga profesional cubana, también narró 40 Series del Caribe desde la primera en 1949, así como los torneos de Venezuela y Puerto Rico.

Precisamente, Felo le tiene un lugar especial en su corazón a la Isla del Encanto.

“Esa es una patria más para mí. De Puerto Rico sólo tengo cosas buenas, de su gente, de cómo me trataron siempre”.

Desde 1993, es la voz oficial en español de los Marlins, franquicia nacida ese año con base en Miami.

En el 2001, recibió el premio Ford C. Frick que le abrió las puertas al Salón de la Fama de Cooperstown.

El béisbol, ese que le provocó un amor a primera vista, finalmente se rindió ante la voz de Felo Ramírez.