La historia se repite, una vez más,  en la familia De Jesús. 

 A la tierna edad de dos años y medio, Xavier Alexander siente el mismo llamado  beisbolero  que tuvo su padre, el utility puertorriqueño de los Rojos de Cincinnati, Iván de Jesús, Jr.   

“Para esa misma edad, él (Iván)  estaba ya en el parque. Eso mismo es lo que está haciendo él (Xavier Alexander). Desde que estaba en la barriga, se está repitiendo la misma historia de cuando yo era joven e Ivancito estaba en esa edad”,  recordó Iván de Jesús, padre. 

El amor y la fiebre por el  béisbol se lleva en la sangre en la familia De Jesús. 

El patriarca de la familia tuvo una carrera de 15 temporadas en las Grandes Ligas que inició con  los Dodgers de Los Ángeles en septiembre de 1974  y culminó  con los Tigres de Detroit en el 1988,  justo cuando el más pequeño de sus retoños ya tenía un año. 

Por tal razón, De Jesús, Jr. tuvo con su padre una etapa distinta dentro del béisbol a la que vivieron sus hermanos mayores. “Ivancito” –apodo por el que todos los familiares y amigos cercanos le llaman–  tuvo otro tipo de acceso a  los  diamantes.  Vivió los  inicios de su padre como coach en las ligas menores, y luego su ascenso en la misma posición a las Grandes Ligas  con los Cachorros de Chicago. 

“Yo lo llevaba en la sangre. Nací con el béisbol en la sangre. Nunca vi jugar a papi pero, a temprana edad desde que fue coach por primera vez en el 1991, tuve la oportunidad ver a otros, escuchar sus consejos  y aprender a jugar la pelota de  la forma en que lo estoy haciendo ahora. Año tras año tras año tenía el deseo de jugar pelota y llegar a donde él llegó”, aseguró De Jesús, Jr.  a  Primera Hora vía telefónica desde su hogar en Cincinnati.  

Como si hubiese pasado  ayer,  De Jesús, padre,  tiene fresco en la memoria  el día que “Ivancito” le dijo que algún día estaría jugando en el Turner  Field, hogar de los Bravos de Atlanta. 

“Siempre él ha tenido el deseo y la capacidad de mejorar y ser un buen pelotero. Me acuerdo cuando, una vez, él me dijo ‘yo voy a ser  parte de esto’. En Atlanta me dijo que  ‘algún día yo voy a estar jugando en este parque’”,  manifestó De Jesús, padre, quien también recuerda todas las veces que su hijo se levantó temprano en su niñez  para  ir a practicar con jugadores que tenían 20 y 21 años. 

“Me siento orgulloso por él,  porque ha trabajado bien fuerte. Ese sueño que él tenía se está haciendo realidad y van a venir muchos años más. La dedicación que él le ha dado  a su deseo y su forma de pensar le ha ayudado a mantenerse en  este béisbol, que es tan difícil. Siempre ha sido prudente, ha confiado en su talento y ha podido lograr  todo lo que ha conseguido hasta hoy”, prosiguió De Jesús, padre. 

Ahora, le tocó a “Ivancito” ver  a su pequeño realizar tiradas contra la pared y salir corriendo a buscar el bate tan pronto pasa el umbral de la puerta principal de su residencia. 

“Una de las cosas que hice con papi y  repito con mi hijo es jugar pelota a las 12 de la noche cuando salimos  del  juego.  El niño  (Xavier Alexander)  es muy travieso.  Llego al apartamento a esa hora, él toma el bate y lo único que quiere es hacer swing. Aunque me regañen en el apartamento,  es algo que tenemos que hacer”, culminó De Jesús, Jr.