Santa Isabel.  Desde tempranas horas de la tarde, una guagua anunciaba por unos altoparlantes que el campocorto de los Astros de Houston, Carlos Correa, jugaría anoche y que el partido iba a ser transmitido en una pantalla gigante en la plaza del pueblo. 

La emoción de la proximidad del partido en la llamada “Tierra de Campeones” era evidente. Incluso, las  personas que acudían a la iglesia próxima a la plaza preguntaban a qué hora era que empezaba el partido. 

Nadie en la periferia quería perderse ningún instante del juego que marcaría la primera participación del hijo preferido de Santa Isabel en una serie divisional de las Grandes Ligas. Entonces, a las 7:00 p.m., comenzó el peregrinar de personas que llegaban, con sillas en mano, para tomar el mejor espacio frente a la pantalla.

En el primer turno de Correa ante el abridor de los Reales de Kansas  City, Yordano Ventura, comenzaron a escucharse los primeros gritos. 

“¡Viene, Correa! ¡Vamos!”, se escuchaba con variaciones en el timbre de voz, pues en cada segundo provenían de una persona diferente. 

En el siguiente lanzamiento Correa conectó un sencillo hacia el jardín central y se escucharon los primeros aplausos  del desafío. Con dicho hit se convirtió en el pelotero más joven en la historia de los Astros en conectar un batazo limpio en unos playoffs.

“Te puedo  definir todo en una frase. Todos estamos orgullosos.  Nosotros  a Carlitos Correa lo consideramos nuestro hijo, nuestro hermano. Le deseamos muchas bendiciones porque desde siempre,  por su calidad y don de gente, está en el corazón de todos los santaisabelinos”, aseguró Jaime Romero Colón, director de Arte,  Cultura, Turismo y Bellas Artes del Municipio de  Santa Isabel. 

De igual forma se  expresó  Louis Colón, residente del barrio Ollas, al asegurar que se siente contento de que Correa esté acaparando los titulares  no tan solo en Puerto Rico sino que también en Estos Unidos. 

“Es que verlo a él jugar es un orgullo. Es que es nuestro Carlos, el mismo que hemos visto desarrollarse todo este tiempo”, señaló Colón. 

Para Ángel Miranda, la majestuosidad de cada jugada de Correa  en el terreno y su  humildad han hecho que todos los boricuas se sientan representados por él. 

“Aquí en la plaza tenemos una muestra de lo que significa Correa para todos en Santa Isabel y Puerto Rico. En mis 42 años nunca había visto algo así. Gente de todas partes de la Isla que vienen a apoyarlo”, sostuvo Miranda, quien maneja la página de fanáticos de Correa  en Facebook y esperaba la llegada de un grupo de fanáticos de Isabela y Bayamón. 

Sin embargo, la persona que  tenía el pecho más inflado de orgullo era Rafael Burgos Cuevas, un trabajador incansable del béisbol que vio el desarrollo de Correa como jugador desde que participaba en la Liga Pampers. 

“La trayectoria de Carlos es tan bonita que no hallo palabras para describirla. La manera en que  entrenaba y cómo su papá Carlos Correa salía de su trabajo para practicar  con  él. A veces eran las 11:00 p.m. y Correa estaba en el parque. Desde pequeño trabajó incansablemente para ser lo que es hoy día”, dijo Burgos Cuevas, quien ha sido la persona que le ha abierto un parque para que Correa practique en Santa Isabel. 

“Aquí todos lo queremos no tan solo por sus destrezas en el terreno de juego sino también  por su don de  gente. Su humildad, la manera en que siempre está pendiente para ayudar al prójimo. Es un muchacho disciplinado  y respetuoso. Es uno de esos jugadores que sale una vez en mucho tiempo y nosotros podemos decir que es nuestro”, sentenció Burgos Cuevas.