Arroyo. No son muchas las oportunidades que tienen los fanáticos del béisbol de ver jugar a una selección cubana en suelo boricua.

Si usted ha tenido la oportunidad de ver partidos en vivo, con toda probabilidad ha salido impresionado con el nivel competitivo y dominio de los fundamentos por los que son mundialmente reconocidos los peloteros de Cuba.

Pero si nunca ha visto a un equipo cubano en vivo, esta semana tendrá la oportunidad de ver a un combinado de jugadores de béisbol de 12 y 13 años durante la séptima edición del Torneo Latinoamericano de Béisbol Arroyano.

Ciertamente, los chicos juegan como su contraparte adulto.

El escogido de los mejores peloteros jóvenes de Cuba apabulló el miércoles al campeón defensor, la novena de Venezuela, mediante nocaut de 17-0 en choque celebrado en el parque José “Cheo” Cruz, en Arroyo.

Definitivamente, es un verdadero escogido del mejor talento juvenil.

A modo de ejemplo, Cuba llegó con una verdadera cantera de talento joven, como lo es el camagüeño Loidel Chapellí Zulueta, un recio primera base que durante el primer partido del miércoles contra Venezuela conectó dos cuadrangulares. Contra Puerto Rico B, disparó otro largo vuelacercas al predio central-derecho que le dio a Cuba ventaja de 4-0 en la segunda entrada.

“Comencé a jugar béisbol desde los seis años, cuando estaba en primer grado. El nivel de competencia ha estado muy bueno y los equipos han estado parejos, pero esperen la victoria de Cuba”, resaltó Chapellí Zulueta a Primera Hora.

Pese a contar con apenas 12 años, Chapellí Zulueta demostró una gran destreza ofensiva. En el plato es sumamente paciente y desenfunda un swing impresionantemente fluido. Solo pregúnteles a los lanzadores de Venezuela y Puerto Rico B, a quienes les hizo pagar un alto precio al descuidarse en sus lanzamientos.

Después de todo, no resulta raro que su jugador favorito es el toletero de los Angelinos de Los Ángeles en Anaheim, Josh Hamilton.

En la defensa, Chapellí Zulueta no defraudó. El joven pelotero cubano atajó una fuerte roleta de un bateador boricua y la engarzó antes de que realizara el segundo piconazo, lo que salvó un posible imparable y desembocó en un out sin requerir de la asistencia del lanzador o segunda base.

Chapellí Zulueta, sin embargo, no es la única estrella en potencia en la novena cubana, pues también incluyeron a Víctor Mesa Ríos, un veloz primer bate y jardinero central que sigue de cerca los pasos (tanto en el deporte que practica como en su estilo de juego) de su padre, el legendario ex jugador Víctor Mesa Martínez.

Mesa Martínez, quien también fue jardinero central, dirigió a la Selección de Cuba durante el Clásico Mundial de Béisbol del 2013.

Un joven afable, extremadamente seguro de sí mismo y sumamente articulado e informado cuando habla, Mesa Ríos bromeó al momento de preguntarle quién es su jugador favorito: “Es mi papá, él es mi jugador favorito”, dijo entre risas.

No obstante, Mesa Ríos dijo que, a nivel de las Grandes Ligas, sus peloteros favoritos son David Ortiz (Medias Rojas de Boston) y Pablo Sandoval (Gigantes de San Francisco), a quienes identificó por sus respectivos apodos de “Big Papi” y “Kung-Fu Panda”.

Mesa Ríos es un ejemplo, en carne y hueso, de la esencia de un pelotero cubano: como primer bate, el joven de 12 años demostró una fina capacidad para llegar a base, aunque también mostró poder y la habilidad de colocar un batazo en cualquier parte del terreno de juego. Y al igual que su padre, Mesa Ríos, a tan corta edad, es un verdadero conocedor del béisbol y juega como lo hizo su progenitor, con gran intensidad y niveles de energía estratosféricos.

“Mi sueño siempre ha sido ser un pelotero y lo voy a cumplir. He jugado desde los cinco años, y aunque a veces juego fútbol porque me gusta, mi pasión es la pelota”.

El choque contra Venezuela fue especial para el conjunto cubano, pues la organización Criollitos de Venezuela los había vencido en múltiples finales internacionales.

“En siete campeonatos Cuba solamente ha ganado uno. Tenemos esa espinita porque siempre nos ganaban en las finales. Esta victoria (ante Venezuela) fue inesperada para todos porque no pensábamos que sería tan abierta”, recalcó Mesa Ríos.