No tengo dudas. Al señor José Quiles le sobran kilos de arrogancia, prepotencia e ínfulas de grandeza. Por culpa de esa actitud, Quiles, como presidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico, nos está haciendo pasar, a todos los deportistas puertorriqueños, un verdadero bochorno internacional.

El presidente de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, in English),  Riccardo Fraccari,  le ha dado, en menos de un mes, un halón de orejas y luego un tapa bocas. Quiles, dentro de su vanidad,  continúa en actitud desafiante, poniendo en riesgo la afiliación de la Federación local con la internacional. Ya Fraccari le advirtió a Quiles que no puede limitar el número de peloteros por el mero hecho de haber firmado como profesionales.

Igualmente, le recuerda que el uso de estos jugadores es una facultad, no una obligación. Es decir, que el apoderado que no quiera profesionales, pues no los firma, pero el que sí, puede firmar todos los que quiera. 

El líder de la IBAF también le cuestionó sobre la hipocresía de oponerse a los profesionales, pero a la vez disfrutar de los cerca de $500 mil que recibe por el Clásico Mundial de Béisbol. Más le advierte que para continuar afiliado a la IBAF tiene que adaptarse a las normas de esta entidad matriz. 

Quiles pone de excusa la crisis económica para reducir los profesionales. Fraccari le recuerda que eso no es problema exclusivo  de Puerto Rico, y que la solución es limitar el total a pagar. En realidad, esto es culpa y negligencia de los propios apoderados que comprometen más dinero del que pueden cumplir. Incluso, varios jugadores “aficionados” devengan mucho más que los “profesionales”.  

Quiles está como el niño zafio que, luego de un regaño, saca la lengua. En respuesta a la cogía ’e cuello de Fraccari, este le responde a la compañera Karla Pacheco de Primera Hora que “la carta es una comedia de errores y que es una carta sospechosa”, dando a entender que no es de la autenticidad del presidente de IBAF. 

Hay que ser bien arrojado...