En su increíble carrera en el béisbol, una en la que ha labrado una fama como el mejor receptor de las Grandes Ligas, el boricua Yadier Molina ha tenido más de una experiencia dolorosa en el plato.

El 28 de agosto de 2012 tuvo un choque violento con el infielder de los Piratas de Pittsburh, Josh Harrison, que le dejó tirado en el piso y con un fuerte dolor en la cabeza. Casualmente, ocho años antes en la misma fecha, el mismo parque y ante el mismo equipo, según Molina lo recordó en el 2012, Ty Wigginton también lo arrolló en el plato intentando marcar una carrera.

De ambas experiencias Molina salió lastimado y requirió días de descanso para restablecerse. Una vez incluso llevó un collarín por varios días. En ambas, como él lo sabe muy bien, su carrera pudo haber sido puesta en juego, por no hablar de su vida.

Siendo caminante del camino y recordando que sobre esas experiencias ha tenido otros choques casi a diario en las Mayores, Molina es uno de los receptores que no vería mal que las Grandes Ligas apruebe prohibir los fuertes contactos en el plato, como ha sido sugerido por ese organismo a la Asociación de Jugadores y dueños de equipo en sus reuniones invernales esta semana.

“Estoy a favor de la decisión. Nos da más seguridad. Todo el tiempo estamos en peligro”, dijo Molina a Primera Hora ayer en el contexto que las Grandes Ligas reportara el miércoles que someterá la propuesta de cambiar la regla para la próxima temporada en una votación con los dueños de equipos el próximo 16 de enero.

“Hace cinco años yo opinaba que no lo pusieran. Pero, en estos cinco años me han dado duro. Hay que dejar la valentía afuera porque hay jugadas duras que te pueden lesionar y terminar con tu carrera con cualquier cantazo inesperado”, abundó Molina, por otro lado, a TAB Deportes Radio.

“Quién quiere ver que la carrera de un pelotero joven se acabe. Nadie. Ahora los peloteros están muy fuertes... No es de valentía, ni falta de valor, no es de cambio de juego porque yo voy a seguir jugando fuerte. Pero, me agrada la regla porque nos protege un poco más”.

Mirando atrás, Molina no sufrió fracturas ni lesiones evidentes de sus choques ante Harrison y Wigginton. Físicamente, sin embargo, sintió dolores en su cabeza, un poco mareado y falto de aire. Los síntomas son comúnmente descritos como contusiones. Y las Grandes Ligas han comenzado a considerar cambiar las reglas ya que estudios médicos han mostrado que esos tipos de golpes provocan consecuencias en la salud futura de los atletas.

“Ahora mismo, los peloteros están muy fuertes parecen football players. Cuando vienen fajaos te dan duro. Bueno el año pasado un chamaquito, que era muy fuerte y chiquito por poco me revienta. Bueno, me reventó y me tuvieron que sacar del juego”, recordó Molina.

Los rudos deportes del boxeo y la NFL evidencian mayores consecuencias de esos impactos. Incluso esos deportes han sido hasta demandados para forzar cambios. Por tal razón, las Mayores podrían realizar cambios antes que lleguen casos desgraciados.

“Creo que todo el mundo está de acuerdo que las colisiones sin sentido en el plato en el que un receptor es atacado por un corredor tienen que ser evaluadas”, dijo a la Prensa Asociada el ex receptor y dirigente de los Angelinos de Los Ángeles en Anaheim, Mike Scioscia.

“Cuando yo era un pequeño desarrollándome en Filadelfia, era casi un honor ser bloqueador del plato. Se demandaba que el receptor fuera fuerte y que hiciera todo lo posible por proteger el plato. Pero eso fue hace 40 años. La mentalidad ha ido cambiando un poco”.

Y los cambios no llegan de la nada. En el 2011 el receptor de San Francisco, Buster Posey, hizo su labor de defender el home y salió con una fea fractura en un pie que por poco le cuesta su carrera. Mientras, en el 1970, Pete Rose dejó tendido en el plato a Ray Fosse para anotar la carrera ganadora del Juego de Estrellas y prácticamente terminar con la carrera del derribado.

Por esos y muchos otros casos, las Grandes Ligas tiene la intención de forjar el cambio.

“El objetivo último que buscamos es cambiar la cultura de aceptar que estas jugadas son ordinarias y rutinas aceptadas del juego”, dijo Sandy Alderson, gerente general de los Mets de Nueva York y presidente del Comité de Reglas de las Grandes Ligas que está proponiendo el cambio. “Los costos asociados en los términos de la salud de este tipo de lesión no apoyan más que nos mantengamos en el status quo”.

Alderson habló del status quo porque siempre que se habla del potencial de cambiar esta regla los defensores del béisbol tradicional levantan su voz.

La Prensa Asociada lo comprobó en su escrito de ayer al entrevista al ex jugador Rose.

“¿Qué van a hacer después; prohibir que se puedan romper las dobles jugadas”, señaló Rose. “¿No dejarán que los lanzadores hagan lanzamientos pegados? ¿Mandarán a los bateadores a la caja más protegidos que las Humvees en Afganistán?”.

“Ahora no dejarán que el corredor intente llegar a salvo al plato. ¿En qué se convertirá este juego?”.

Alderson enfatizó que el cambio sugerido es uno basado en lo que estudios médicos confirman: que los violentos choques tienen consecuencias que podrían ser graves.

Y detrás de la idea está evitar que a las Grandes Ligas le ocurra lo que le pasó ya a la NFL y NHL, respectivamente las ligas de football y hockey, las cuales fueron demandas por sus asociaciones de jugadores ya que sus contusiones le han causado daño cerebral a sus atletas. Como dato curioso, la NFL transó su caso con un acuerdo de $765 millones.

Alderson abundó que aún no está claro cómo terminará escrita la regla. Pero aseguró que el cambio se realizará.

Sea cuando sea, Yadier aceptará la movida con alegría.

(Karla Pacheco colaboró en esta historia, la cual incluye material de la Prensa Asociada)